Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: «EL PERRO VUELVE A SU PROPIO VóMITO», y: «La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno».