Resentidos en Silencio: Cuando La Enfermedad Sacude La FeMuestra

¿Alguna vez has conocido a alguien que tenga en su lista de aspiraciones una enfermedad?
La mayoría crecimos con la esperanza de un futuro en el que, aunque sabíamos que habría dificultades, quizás nunca consideramos lo que haríamos si una enfermedad cambiara nuestra vida.
Mucho menos imaginamos que algo así pudiera suceder quizás en plena juventud o caminando de la mano del Señor. Es entonces cuando la fe y la nueva realidad chocan de frente. Es ahí cuando el desenlace puede ser la victoria en Cristo o la frustración de un camino "roto".
Desde que recibiste tu diagnóstico, ¿qué ha cambiado dentro de ti que no necesariamente lo compartes con alguien más? ¿Sientes enojo o algún tipo de cuestionamiento interior hacia Dios, aunque no lo admitas?
Si es así, no estás solo(a). Sin embargo, lo que hagas con esos pensamientos determinará si te quedas ahí o si permites que Dios lo transforme en un proceso de gran valor. Sí, leíste bien…de gran valor.
¿Sabías que lo que acumulas en tu corazón en silencio pudiera provocar una herida aún mayor que la misma enfermedad?
El primer paso ante todo es reconocerlo. No puede haber un avance para sanar grietas en el corazón, si no somos honestos con nosotros mismos. Para poder reconciliar tu nueva realidad versus quien solías ser, o lo que podías o querías hacer, hay que confrontar lo que muchas veces ni queremos hablar o pensar.
Sí, sé muy bien como duele y a veces solo quisiéramos nunca abrirnos al respecto y arrojar esa llave a las profundidades del mar. Sin embargo, precisamente en la incomodidad de tu herida, es donde comienza tu camino a la restauración.
Reflexiona
¿Qué emociones encontradas han querido ahogar la voz de tu fe en medio de la enfermedad?
En tu lucha con la enfermedad, ¿cómo describirías tu cercanía con Dios: más profunda, más lejana, o quizás diferente?
Oración
Padre, hoy rindo mi corazón identificando mi dolor. Aún ante el tormento de emociones que pueda sentir o haber sentido durante tanto tiempo, aquí estoy rendido(a) a tus pies.
Hoy decido que comienza una restauración en mi corazón para confrontar cada cambio y ver tu propósito en medio de todo esto. Para caminar en la confianza y paz al saber que tú estás conmigo. Entrego todo pensamiento en tus manos para que comience mi transformación. En tu nombre Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

Este plan está dirigido a quienes su vida dio un giro drástico a causa de una enfermedad que los obligó a enfrentar un antes y un después, redirigiendo su camino. Tal vez has guardado en silencio un resentimiento hacia Dios, temiendo lo que pensarán si lo expresas. Sin embargo, sigue esa pregunta dentro de ti: ¿por qué tuvo que ser así? Permite que el Espíritu Santo te acompañe para confrontarte en amor y sanar, en lugar de reprimir el dolor. Que este sea un tiempo de restauración o medicina preventiva para cuidar tu corazón y mantenerlo sano delante del Padre.
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