Conocer a Dios: Desde El Edén Hasta La EternidadMuestra

Día 5: El Dios que Sigue Buscándote

Título del devocional: El Propósito de la Vida: Responder a Su Voz

La mayoría de las historias religiosas comienzan con el ser humano buscando a Dios.
Pero la Biblia —y la verdad— comienzan al revés.
No es el hombre quien busca a Dios.
Es Dios quien busca al hombre.

Desde el Edén hasta hoy, la voz sigue repitiendo la misma pregunta: “¿Dónde estás?”
Y aunque han pasado milenios, muchos aún se esconden detrás de máscaras, dogmas y rutinas, creyendo que conocer a Dios es memorizarlo, no escucharlo.

Jesús vino a romper esa ilusión. Él no esperó a que lo encontráramos desde nuestra virtud o sabiduría. Descendió hasta nuestro polvo y dijo:

“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).

El cielo se movió primero.
La cruz fue Su manera de decir: “Nunca dejé de buscarte".
Desde entonces, Dios no camina por un jardín físico, sino por el laberinto de tu alma, llamando con una voz suave pero insistente:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo” (Apocalipsis 3:20).

Y aquí está lo más provocador:
Él no derriba puertas. Espera.
La omnipotencia del universo se detiene ante una cerradura humana.
Él no se impone; invita.
No exige; espera ser elegido.

Responder a esa voz no es un acto religioso. Es un acto de libertad.
Porque cuando lo conoces realmente, no te vuelves más obediente por miedo, sino más valiente por amor.
La religión promete control.
Dios ofrece comunión.
Y en esa relación —íntima, honesta y sin disfraces— empieza la verdadera vida eterna.

El cielo no es un lugar que visitas después de morir.
Es el estado de quien ya vive acompañado por el Dios que habita y camina dentro de él.
Por eso Jesús no te está invitando a “portarte bien”, sino a abrir la puerta.
A dejar de huir.
A dejar de aparentar. A dejarte encontrar.

Él no quiere que lo adores los domingos. Quiere que cenes con Él cada día.
No quiere que lo sigas por obligación. Quiere que camines a Su lado, libre.

Porque cuando conoces a Dios de verdad, no te vuelves más religioso… te vuelves más vivo.

Preguntas para reflexión y aplicación:

1. Jesús sigue llamando a la puerta de tu corazón. ¿Qué área de tu vida necesita ser abierta para que Él pueda entrar y habitar plenamente?
2. Cuando conoces a Dios, no te vuelves más religioso, te vuelves más libre. ¿Cómo se ve esa libertad en tu forma de amar, decidir y vivir hoy?