Conocer a Dios: Desde El Edén Hasta La EternidadMuestra

Día 2: El Dios que se Revela

Título del devocional: Más Que Sacrificios, Conocimiento de Su Carácter

Dios nunca ha querido adoradores confundidos. Siempre ha querido hijos que lo conozcan. Desde Egipto hasta hoy, Él no busca rituales, busca relación. No se impresiona con sacrificios, sino con corazones que entienden quién es Él.

Cuando se reveló a Moisés, Dios dijo algo que rompía paradigmas:

“Yo soy JEHOVÁ. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.” (Éxodo 6:2-3)

En otras palabras, Dios estaba diciendo: Me han conocido por lo que hago, pero ahora quiero que me conozcan por quién soy. El Éxodo no fue solo una liberación política; fue una revelación personal. Cada plaga, cada milagro, cada palabra en el desierto era un mensaje: Conózcanme.

El gran peligro de la religión es su habilidad para parecer viva mientras está vacía. Te enseña gestos sin entendimiento, rezos sin comunión, palabras sin fuego. Por eso Dios habló a través de Oseas algo contundente:

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio; y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Oseas 6:6)

Él está cansado de ceremonias sin corazón. No necesita incienso, sino verdad. Prefiere una conversación honesta a una oración perfecta. Su prioridad no son los altares vacíos, sino los corazones que se dejan enseñar.

Jeremías lo resumió así:

“No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová” (Jeremías 9:23-24)

El verdadero éxito no se mide por títulos, ni por poder, ni por prosperidad, sino por cuánto conoces el carácter de Dios.
¿Sabes por qué muchos viven oprimidos incluso dentro de su fe? Porque siguen conociendo a Dios de oídas, no de encuentro.
La ignorancia espiritual es una cárcel, y solo el conocimiento de Su carácter rompe sus barrotes.

Cuando conoces a Dios, la religión deja de ser una obligación y se convierte en libertad. Ya no obedeces por miedo, sino por amor. Ya no oras para ganar puntos, sino para escuchar el corazón de tu Padre.

Dios se revela no para controlar, sino para liberar. No para que le sirvas mejor, sino para que lo conozcas más profundamente.

Preguntas para reflexión y aplicación:

1. ¿Qué “ídolos” modernos —éxito, reconocimiento, control— te están impidiendo conocer realmente el corazón de Dios?
2. Si conocer a Dios transforma tu carácter, ¿qué área de tu vida necesita hoy más de Su misericordia, Su justicia o Su verdad?