Conocer a Dios: Desde El Edén Hasta La EternidadMuestra

Día 1: El Dios que Camina

Título del devocional: La Búsqueda que Empezó en el Jardín

La mayoría cree que la vida eterna comienza después de la muerte. Pero Jesús lo contradijo con una frase que rompe toda lógica religiosa: Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti.
Si la vida eterna es conocer, entonces el cielo no es un lugar, sino una relación. No se trata de ir a un sitio sagrado, sino de vivir conectado con el Dios que camina incluso en medio del caos.

Desde el principio, Dios no diseñó sirvientes que lo adoraran desde lejos. Diseñó amigos, espejos de Su imagen, compañeros de conversación. El Edén no fue un templo; fue una cita. Un espacio donde lo divino y lo humano respiraban el mismo aire. Pero el hombre, al elegir el control sobre la comunión, rompió esa armonía. El ruido del pecado entró… y aun así, Dios siguió caminando.

Esa es la escena más revolucionaria de toda la Biblia:

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto (…) Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:8-9, RVR60).

El primer sonido después del error no fue el trueno del castigo, sino la voz de la búsqueda. Mientras el hombre se escondía, Dios seguía caminando. Él no huye del desorden; lo atraviesa. No se aleja del polvo; se mezcla con él para restaurarlo.

La historia no terminó con la caída, porque Dios nunca se rindió. Lo vemos en Abraham, a quien llamó “mi amigo". Lo vemos en cada intento divino por acercarse, no como un juez, sino como un Padre que pregunta con ternura y persistencia: ¿Dónde estás?

La religión te enseña a escalar para alcanzar a Dios; la fe verdadera te enseña a escuchar cuando Él baja para encontrarte.
La distancia no existe para Él. Solo la intimidad importa.

El Reino nunca se trató de templos ni sacrificios, sino de una relación viva con un Dios que camina entre los árboles, las ruinas y los corazones cansados.
No es el hombre quien busca a Dios. Es Dios quien, desde el principio, te busca a ti.

Preguntas para reflexión y aplicación:

1. Si la vida eterna es conocer a Dios, ¿en qué áreas has estado viviendo por costumbre o miedo, en lugar de una relación viva con Él?
2. ¿De qué formas te has estado escondiendo de Dios, y qué significaría hoy responder a Su voz cuando te pregunta: “¿Dónde estás?” .