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Identidad Sin Filtros

DÍA 3 DE 5

DÍA 3 – IDENTIDAD ROBADA

Devocional:

Hay momentos en la vida en los que pareciera que hemos perdido quiénes somos. No porque lo hayamos olvidado, sino porque las heridas, los fracasos o los juicios de otros nos convencieron de que ya no merecemos ser llamados hijos de Dios. Así como el hijo pródigo en Lucas 15:11–24, muchos hemos tenido temporadas donde confundimos identidad con desempeño y valor con aprobación.

El hijo pródigo no solo se fue de casa; se alejó de su padre emocionalmente antes de hacerlo físicamente. Creyó que su valor dependía de lo que poseía y, al perderlo todo, pensó que también había perdido su nombre. Pero la verdad es que el hijo nunca dejó de ser hijo, aunque sus decisiones lo llevaron lejos. El pecado puede distorsionar tu visión, pero nunca puede borrar tu adopción.

Cuando el joven volvió en sí, dijo: Volveré a casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado" (Lucas 15:18). Fíjate en esa frase: “Volveré en sí.” No solo regresó al hogar físico, sino a la conciencia de su verdadera identidad. El primer paso hacia la restauración no fue el perdón del padre, sino el reconocimiento de quién era. Él recordaba que, aun siendo indigno, pertenecía a alguien.

Y entonces sucede una de las escenas más poderosas del Evangelio: el padre corre a su encuentro, lo abraza, le pone un anillo en la mano, un manto nuevo y sandalias en los pies. Cada símbolo representaba dignidad, autoridad y herencia. El anillo hablaba de su posición, el manto de su cobertura, y las sandalias de su libertad. Dios hace lo mismo contigo. Cuando regresas, Él no te señala: te restaura. No te recuerda tu error, sino tu identidad.

Hay un enemigo que intenta constantemente robar esa identidad. Lo hizo con Adán y Eva al susurrar: “¿De veras dijo Dios…?” (Génesis 3:1). Lo intentó con Jesús en el desierto cuando dijo: “Si eres Hijo de Dios…” (Mateo 4:3). Siempre ha usado la misma estrategia: sembrar duda sobre lo que Dios ya declaró. Pero cuando conoces tu identidad, el enemigo pierde autoridad.

A veces no perdemos nuestra identidad; simplemente dejamos que otros la definan. Dejamos que las etiquetas del pasado, los comentarios hirientes o los fracasos hablen más fuerte que la voz del Padre. Pero hoy Dios quiere recordarte que no eres tu error, no eres lo que dijeron de ti, ni lo que perdiste. Eres lo que el cielo proclamó sobre ti desde antes de nacer: amado, escogido, redimido.

Dios no está esperando que regreses limpio para abrazarte; Él te limpia en el abrazo. No espera a que te ganes Su favor; te lo ofrece gratis. Cuando vuelves a casa, Él no te recibe como un sirviente, sino como Su hijo amado. Esa es la esencia del Evangelio: el amor del Padre corriendo hacia ti, aun cuando tus pasos siguen llenos de polvo.

Oración:

Padre, gracias porque no me defines por mis errores, sino por Tu amor. Gracias porque cuando me alejé, nunca dejaste de esperarme. Hoy regreso a Ti con humildad y esperanza. Restaura en mí la identidad que el enemigo intentó robar. Recuérdame que soy Tu hijo, no por mérito, sino por gracia. Que cada día camine con la seguridad de quien ha sido perdonado y amado. Amén.

Acerca de este Plan

Identidad Sin Filtros

Vivimos en una generación que filtra todo: las fotos, las emociones y hasta la fe. Pero Dios te llama a vivir con autenticidad, sin máscaras ni apariencias. “Identidad sin Filtros” es un plan de 5 días que te recordará quién eres en Cristo y cómo tu valor no depende de lo que haces, sino de a quién perteneces. A través de reflexiones y pasajes bíblicos, aprenderás a mirarte con los ojos del Creador, sanar tu reflejo interior y reflejar Su gloria con libertad. Fuiste diseñado para vivir sin miedo, sin filtros y con propósito eterno.

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Nos gustaría agradecer a Lizzy Vázquez Ministries / Mujer Indetenible por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.facebook.com/lizzy.vazquez.1202?