CULTURA DE ORIGEN Devocional 21 díasMuestra

DÍA 15 - TEOLOGÍA: De Saber a Vivir

“Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, este será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:22–25 (NBLA)

La palabra teología puede sonar académica e intimidante. A veces parece algo reservado para salones de clase, libros complejos o especialistas. Pero, en esencia, teología simplemente significa “el estudio de Dios”. Y en ese sentido, todos nosotros somos teólogos. Cada vez que preguntamos quién es Dios, cómo obra, qué desea o cómo estamos llamados a vivir con Él, estamos haciendo teología.

La humanidad fue creada para conocer a Dios: caminar con Él, aprender sus caminos y crecer en entendimiento a través de la relación. La teología nunca fue diseñada para ser información desconectada; fue pensada como una conversación viva entre Dios y su creación.

Sin embargo, con el tiempo la teología a veces se quedó solo en la mente. Acumulamos ideas sobre Dios sin permitir que esas ideas transformen la manera en que vivimos. El conocimiento crece, pero el corazón y las manos permanecen intactos. Sabemos acerca de Dios, pero batallamos para vivir con Dios.

En las Escrituras, conocer a Dios nunca es solo intelectual. Conocer a Dios es ser moldeados por Él. El verdadero entendimiento se mueve de la cabeza al corazón, y del corazón a las manos. Lo que creemos empieza a formar lo que amamos, y lo que amamos dirige cómo vivimos.

La teología que se queda en la mente permanece incompleta.

Jesús nunca separó el saber del hacer. Su enseñanza siempre conducía a un estilo de vida. Invitó no solo a aprender la verdad, sino a caminar en ella. La meta nunca fue únicamente información, sino transformación: vidas sanadas, relaciones restauradas, comunidades renovadas.

Volver a nuestra Cultura de Origen es volver a una teología que se vive: una fe que no permanece abstracta, sino que se vuelve carne y hueso en cómo tratamos a los demás, perdonamos, servimos y amamos.

Al final, nuestra teología no es solo lo que decimos acerca de Dios…es lo que nuestras vidas proclaman cada día.

Pregunta para hoy:

¿En qué área nos está invitando Dios a pasar de simplemente saber acerca de Él… a vivir lo que creemos?