¿Cómo Se ve La Bendición?Muestra

Quisiera comenzar estas reflexiones recordándoles algo muy importante: ustedes son una bendición de Dios. No solo han sido alcanzados por su gracia, sino que también están llamados a ser bendición en cada lugar donde se encuentren: en su ciudad, en su país, y especialmente en su familia. Dios no solo quiere obrar en ustedes, sino también a través de ustedes.
Para iniciar esta serie de reflexiones, leamos Génesis 11:1-4 (NVI):
“En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar y allí se establecieron. Un día se dijeron unos a otros: ‘Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego’. Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: ‘Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra.’”
Este pasaje nos introduce al famoso relato de la Torre de Babel, levantada por los habitantes de Mesopotamia —quienes más adelante serían conocidos como los babilonios—. En estos versículos observamos una mentalidad que refleja la manera humana de entender la “bendición”. Ellos deseaban alcanzar grandeza, pero lo hacían confiando en su propia sabiduría, en su propia fuerza y en su propio entendimiento, sin depender de Dios.
El texto muestra a una humanidad que intenta definir por sí misma lo que significa ser bendecida. Su concepto de éxito y prosperidad estaba basado en su capacidad para construir, organizar, planificar y controlar su propio destino. Querían una ciudad sólida, una comunidad próspera y una torre que alcanzara el cielo. En su mente, eso era señal de triunfo, de seguridad, de avance. Pero, en esencia, lo que estaban haciendo era redefinir la bendición a partir del orgullo humano, no de la voluntad divina.
Ellos pensaron: “Podemos hacerlo solos. Podemos alcanzar el cielo con nuestras propias manos.” Esa torre se convirtió en el símbolo de una humanidad que busca elevarse sin Dios, que intenta llegar al cielo por mérito propio, que confía más en la técnica que en la fe, más en la construcción humana que en la dirección del Espíritu.
Babel fue, entonces, el primer intento del hombre por autobendecirse, por decidir su propio propósito sin consultar al Creador. Fue el origen del discurso que hoy seguimos escuchando en muchas formas: “Cree en ti mismo, saca tu mejor versión, tú puedes lograrlo sin depender de nadie.” Pero detrás de esas palabras se esconde la misma tentación antigua: vivir al margen de Dios y hacer del ego el centro de la vida.
Sin embargo, toda bendición que no proviene de Dios es frágil. Las torres que el hombre levanta con orgullo terminan por desplomarse. Lo que parece firme sin Dios, tarde o temprano se derrumba. La verdadera bendición no nace del esfuerzo humano, sino de la dependencia del corazón. No es el fruto de la autosuficiencia, sino del reconocimiento de que sin Dios nada podemos hacer (Juan 15:5).
Por eso, mientras el mundo sigue construyendo sus torres de autosuficiencia, Dios sigue buscando corazones que le digan: “Señor, quiero que Tú seas mi fuente, mi guía y mi propósito". La verdadera bendición no se levanta con ladrillos, sino con fe; no se mide por alturas terrenales, sino por profundidad espiritual.
Escrituras
Acerca de este Plan

Este devocional te invita a descubrir el verdadero significado de ser bendecido por Dios, contrastando la autosuficiencia humana -Babel. Con la fe obediente de Abraham. A través de reflexiones inspiradas en Génesis 11 y 12, aprenderás que la bendición no consiste en construir tus propios logros, sino en permitir que Dios te forme para ser una bendición donde estés. Más que buscar lo material, este mensaje te desafía a escuchar la voz de Dios, salir de tus zonas seguras y vivir una fe que impacte a otros. ✨ Tú eres una bendición en movimiento.
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Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: topcristianos.com









