GratitudMuestra

Mantén un diario de oración y gratitud

“Andad en él, arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”
— Colosenses 2:6–7

“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”
— Salmo 103:1–2

David aprendió a hablarle a su alma. En lugar de dejarse dominar por sus emociones, le recordaba todo lo bueno que Dios había hecho. “No olvides ninguno de sus beneficios”, decía. Esa es también la esencia de un diario de gratitud: recordar, escribir y agradecer.

Anotar lo que Dios ha hecho no es un simple ejercicio emocional, es una práctica espiritual que fortalece la fe. Cada vez que registras una oración respondida, una promesa cumplida o una señal de Su cuidado, estás edificando memoria espiritual. Y cuando lleguen los días difíciles, esas páginas te recordarán que el mismo Dios que te ayudó antes, volverá a hacerlo.

Un diario de oración y gratitud te enseña a mirar la vida desde la fidelidad de Dios, no desde la prisa o la preocupación. Te ayuda a ver que incluso los pequeños detalles son huellas de Su amor.

Hoy, toma un cuaderno o una nota en tu teléfono y escribe tres cosas por las que estás agradecido. Pueden ser grandes o pequeñas, pero escríbelas con intención. La gratitud escrita se convierte en testimonio: una evidencia tangible de la bondad de Dios en tu historia.

Oración

Señor, gracias por todo lo que has hecho en mi vida. Ayúdame a no olvidar tus beneficios ni tus respuestas. Quiero dejar por escrito las huellas de tu fidelidad, para que cuando mi fe se debilite, pueda recordar lo mucho que has hecho por mí. Que mi corazón y mis palabras rebosen gratitud cada día. En el nombre de Jesús, amén.