El Precio De La Espera, El Premio De La PacienciaMuestra

Sembrar y Crecer
Con un terreno listo para trabajar es hora de hacer un hoyo en la tierra e introducir una semilla. Luego se echará agua para que la semilla comience a crecer.
Filipenses 4:6 dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” La primera acción de la espera es la siembra: la entrega confiada. Sembrar es orar, es transformar el afán en una petición y depositar la semilla en el corazón de Dios. Él quiere conocer tu anhelo, la semilla que quieres sembrar, entrégasela en oración y espera en él.
Una vez que sembramos la semilla, viene la parte que en nuestra mente es la más tardada, esperar. Esperar puede ser desesperante, la primera parte de Proverbios 13:12 dice: “La esperanza que se demora es tormento del corazón”. Es difícil esperar, quisiéramos sembrar la semilla y al otro día ver que ya creció y tiene mucho fruto, pero no funciona así. La semilla, al igual que nosotros, debe pasar por un proceso de crecimiento y madurez, de otro modo ese fruto no se logrará, todo tiene su razón de ser. 2 Pedro 3:18 nos dice: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” La demora es el proceso de la maduración de tu carácter.
Una vez que le hemos entregado esa semilla, ese anhelo, a nuestro Señor, debemos, como buena semilla, crecer. Y la Palabra de Dios nos enseña que debemos crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesús. Su gracia es aquello que nos da sin merecerlo, lo cual significa mucho, porque por nuestra naturaleza pecaminosa no merecemos nada, sin embargo, en Cristo tenemos todo. Esa gracia que nos da es en la que debemos crecer, sujetarnos de que nuestro Dios nos dará, aún sin merecerlo, eso que necesitamos, según su voluntad. Pero debemos crecer en él, madurar en nuestra vida en Cristo, lo cual implica muchas cosas.
¿Cómo está tu relación con Dios actualmente? ¿Qué tan constantes son tus tiempos devocionales a solas con Dios? ¿Le has entregado tu vida a él? Esa misma porción dice que debemos crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué tanto le conoces? Una buena manera de hacerlo es a través de su Palabra, ahí encontrarás sus hechos, sus enseñanzas, lo que vivió y sufrió, ahí viene toda su biografía, esa es una extraordinaria manera de conocerlo.
También estando en constante comunión con él, a través de la oración. Ora todos los días, habla con él, compártele tu sentir del día a día. Ora por aquello que estás esperando, suelta tus afanes, ese tormento que te genera esperar y él te dará su paz, una paz que nada ni nadie más te puede dar (Fil 4:7).
Medita en lo siguiente:
¿He puesto en oración ese anhelo que tengo?
¿Cómo está mi relación con Dios actualmente?
¿Qué tanto conozco a Jesucristo?
¿Estoy dispuesto a hacer cambios para conocerle más?
Acerca de este Plan

Todos hemos vivido ese sentimiento de desesperación, frustración, desánimo y más, cuando no vemos la respuesta de Dios a nuestras oraciones. Quisiéramos que todo fuera más rápido, más fácil, pero no es así y nos atormentamos. Cualquiera que sea la situación que estás pasando y te hace sentir así, hay una respuesta de parte de Dios para ti en estos momentos. Confía en él. A través de este plan podrás entender cómo, de la mano de Dios, puedes pasar del tormento de la espera al premio por la paciencia.
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Nos gustaría agradecer a Daniel Osorio por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: instagram.com/esavocecita









