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Piedad & Contentamiento

DÍA 3 DE 5

A Quién Estamos Alimentando Más

Una de las verdades más profundas que debemos comprender en nuestro crecimiento espiritual es que siempre estamos alimentando a alguien dentro de nosotros. Hay una batalla constante entre nuestra naturaleza humana —la carne— y nuestro espíritu. Cada pensamiento, cada decisión y cada reacción revela a quién estamos fortaleciendo más.

Billy Graham compartió una historia que ilustra esto de manera magistral: “Un pescador esquimal bajaba al poblado todos los sábados con sus dos perros, uno blanco y otro negro. Les había enseñado a pelear cuando él lo ordenaba, y la gente apostaba por quién ganaría. Un sábado ganaba el perro negro; otro, el blanco. Pero el pescador siempre acertaba. Intrigados, los demás le preguntaron cómo lo hacía. Él respondió: ‘La respuesta es sencilla. Dejo hambriento a uno y alimento al otro. El que alimento, siempre gana’.”

Así es nuestra vida interior: lo que alimentamos, prevalece. Si alimentamos nuestra naturaleza carnal —esa parte humana inclinada al orgullo, la ira, la envidia o la autosuficiencia—, esa será la que gane y gobierne nuestras emociones. Pero si alimentamos nuestro espíritu con la Palabra, la oración y la comunión con el Espíritu Santo, entonces será Él quien gobierne nuestros pensamientos, decisiones y emociones.

La carne se nutre del ego, del miedo, del deseo de controlar. El espíritu, en cambio, se alimenta de la fe, la gratitud y la obediencia. Por eso, Pablo nos exhorta: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (GÁLATAS 5:16 RVR1960).

La pregunta esencial es: ¿a quién estás alimentando más? Si alimentas tu mente con pensamientos negativos, críticas, quejas o envidias, esos serán los ingredientes de tus emociones y el combustible de tus acciones. Pero si alimentas tu espíritu con la verdad, el amor y la presencia de Dios, el resultado será fruto, no reacción; paz, no conflicto; equilibrio, no impulsividad. "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad." FILIPENSES 4:8 RVR1960

Mantener despierto nuestro espíritu requiere una vida de piedad constante, fortalecida por el fruto del Espíritu Santo. Ese fruto no es algo que se obtiene por esfuerzo humano; es el resultado natural de estar conectado a la fuente. Jesús dijo: 'Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (SAN JUAN 15:5 RVR1960).

A continuación, recordemos las nueve manifestaciones del fruto del Espíritu, que evidencian la obra divina en nosotros:

  • Amor: afecto genuino hacia Dios y hacia los demás, sin fingimiento ni interés.
  • Gozo: fortaleza interior que permanece incluso en la adversidad.
  • Paz: certeza profunda de que Dios está en control y provee para nuestras necesidades.
  • Paciencia: capacidad de soportar, esperar y perseverar sin rendirse.
  • Benignidad: actitud amable, generosa y compasiva hacia todos.
  • Bondad: integridad moral y disposición a hacer lo correcto sin esperar recompensa.
  • Fe: fidelidad constante a Dios, incluso cuando no entendemos todo.
  • Mansedumbre: dominio de la fuerza interior; poder bajo control.
  • Templanza: autocontrol y equilibrio en los deseos, emociones y palabras.

Cada una de estas manifestaciones es evidencia de que estamos alimentando al espíritu y no a la carne. No nacen del esfuerzo humano, sino de una relación viva con el Espíritu Santo, quien forma en nosotros el carácter de Cristo.

La vida cristiana, en realidad, es una vida de decisiones diarias. Alimentar el espíritu no es un acto ocasional, sino un hábito constante. Y las pruebas, lejos de ser castigos, son las herramientas que Dios usa para desarrollar ese fruto en nosotros. Por eso, podríamos decir que cada creyente está en una de tres etapas: 1. Salimos de una prueba. 2. Estamos en medio de una prueba. 3. Estamos a punto de entrar en una prueba.

La vida misma es una prueba continua. Pero cuando aprendemos a permanecer en el Espíritu, esa prueba se convierte en un terreno fértil para el crecimiento. En cada proceso, Dios nos da la oportunidad de elegir a quién alimentar.

Pregunta para reflexionar

¿A quién estás alimentando más con tus pensamientos, palabras y acciones: a tu naturaleza humana o a tu espíritu guiado por el Espíritu Santo?

Oración

Señor, ayúdame a discernir cada día a quién estoy alimentando. Que mi mente, mi corazón y mi espíritu sean nutridos por tu Palabra y tu presencia. Espíritu Santo, enséñame a mantenerme conectado a Ti, para que el fruto de tu vida sea evidente en mí. Hazme fuerte en lo interior, para que siempre venza el espíritu sobre la carne. En el nombre de Jesús, amén.

Acerca de este Plan

Piedad & Contentamiento

Piedad & Contentamiento te invita a descubrir la verdadera fuente de satisfacción interior. Aprenderás que el contentamiento no depende de las circunstancias, sino de una relación genuina con Dios que transforma las emociones y da propósito al alma. A través de principios de sabiduría ancestral, este plan te ayudará a desarrollar una vida emocional equilibrada, guiada por la piedad, la gratitud y la presencia divina que produce paz en medio de cualquier situación.

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Nos gustaría agradecer a Willington Ortiz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: willingtonortiz.org