Amigos De DiosMuestra

El amigo fiel

Hay espejos que reflejan una imagen exacta de quien se mira en ellos. Pero no todos los espejos son así de sinceros. Encontramos espejos cuyo objetivo es distorsionar la imagen que reflejan. De manera que podemos decir que hay espejos veraces y espejos que mienten.

Cuando se trata de estos últimos, podemos reírnos de la imagen falsa que vemos y seguir caminando tranquilos porque sabemos que esa imagen no corresponde a nuestra realidad. No es lo mismo cuando nos encontramos con nuestro reflejo en el espejo y sabemos que es fiel y honesto, porque nos estamos viendo como realmente somos. Sea que nos sintamos contentos o no con la imagen que vemos, sabemos que nos está diciendo la verdad.

No ocurre lo mismo con las personas. Porque, independientemente de que las conozcamos o no, nos damos cuenta de que es difícil descubrir quién es cada cual, sólo Dios lo sabe. Por lo tanto, queremos entender y saber, pero estamos muy lejos de hacerlo, porque hay espacios a los que no podemos llegar.

Es por ello, que muchos se sienten defraudados de amistades que durante mucho tiempo creyeron que eran de tal o cual manera. Pero una experiencia negativa, un comentario, una reacción les hace saber que, verdaderamente, estaban equivocados.

No ocurre así con Jesús, Jesús es nuestro Señor veraz y fiel, Él es quien es Él. No se muda, no cambia, Él siempre es el mismo. Nunca vamos a tener una imagen distorsionada del Señor Jesucristo si lo vemos a través de la revelación del Padre en la Palabra.

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5:39).

Por eso, es necesario que vayamos a ella y tratemos de verle, de conocerle, de saber acerca de Jesús. Cuando los cristianos nos enfocamos en nuestro Señor, que no se muda ni se cambia, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación, nos podemos sentir felices y seguros de tener el amigo perfecto, el amigo fiel.

Cristo Jesús es el verdadero, el que promete y cumple. Sus palabras, así como sus promesas, están respaldadas por su fidelidad. No hay un momento en el que Jesús no sea el mismo que ha sido siempre. Es por ello que no hay manera que podamos ser defraudados por nuestro Señor.

Con esto en mente podemos descansar. Porque sabemos que Cristo Jesús va a ser siempre el mismo; sus ideas, sus conceptos, sus planes, todo lo que ha sido ya desde la eternidad planificado por nuestro Señor, es y será siempre así. Por tanto, como creyentes, nuestro deber es creerle a Él, y saber que lo que ha dicho, lo que ha prometido, lo que nos ha hablado a través de su Palabra, lo podemos creer porque Él es la verdad. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”(Jn. 14:6).

Aun cuando otras personas nos defrauden y pasemos por la triste y desagradable experiencia de ser engañados, contamos en nuestras vidas con el Verdadero, Jesús nuestro amigo fiel.

“Mas Jehová me ha sido por refugio, y mi Dios por roca de mi confianza” (Sal. 94:22).