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Amigos De Dios

DÍA 1 DE 5

Buena compañía

Dios nos ha hecho seres sociales y aunque hay sus excepciones, estar solos no es el mejor escenario para muchos. Cuando Dios creó al hombre, de inmediato estableció un principio básico: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él" (Gén. 2:18).

La soledad puede estar presente aun cuando se esté acompañado. Porque la verdadera compañía es la que escucha, comprende, conecta aun sin palabras. ¿Por qué Jesús se sintió solo a pesar de estar acompañado por sus tres amigos más íntimos? Porque no conectaron con Él, no fueron ni siquiera observadores de su dolor porque se quedaron dormidos, el sueño los venció.

Para Job, el hombre justo que padeció una terrible prueba, la presencia de sus amigos no fue lo que debió haber sido. Sus palabras se convirtieron en espadas que causaban heridas en lugar de calmar el alma angustiada y quebrantada de Job. Uno de sus “sabios y compasivos” amigos, le dijo: “Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece" (Job 11:5-6).

¿Podemos imaginar semejante expresión para un amigo que está en dolor y desgracia? Job no sólo tuvo que lidiar con su prueba sino con “amigos” incomprensivos, incapaces de compadecerse de él y listos para arrojar sobre su llaga mayor tormento. Da pena escuchar a Job decirles: “Muchas veces he oído cosas como éstas; consoladores molestos sois todos vosotros” (Job 16:2). “¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado” (Job 19:21).

Este hombre anhelaba consuelo, su cuerpo estaba en dolor y su piel se deshacía ante sus ojos. Su alma luchaba por entender, estaba ante una tragedia que jamás hubiese imaginado vivir. Las palabras que necesitaba oír eran de consuelo, de fe y esperanza. Y este hombre, aun en medio de su agonía, sabía lo que un amigo haría en semejantes circunstancias. Pero mucho más sorprendente, sabía lo que haría él para con un amigo en desgracia.

“¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder? También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor” (Job 16:3-5).

Una buena compañía es de valor incalculable, y nos podemos contar como gente dichosa cuando tenemos personas a nuestro lado que nos acompañan en el camino de la vida. Gente que permanece a nuestro lado y que en ocasiones no tienen ni que decir palabras para que sepamos que nos entienden.

Gracias a Dios por los buenos amigos, por la valiosa compañía de los que tenemos cerca, de esas personas no nos dejan sentirnos solos aun cuando no estén presentes. Son un regalo de Dios para nuestras vidas.

Cuánto más agradecidos debemos estar por el inmenso privilegio de tener en nuestras vidas al mejor de los amigos, Jesús nuestro Señor. “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn. 15:15).

Todas las citas bíblicas contenidas en este plan son de la versión Reina Valera del 1960

Acerca de este Plan

Amigos De Dios

Todos necesitamos buenos amigos en nuestras vidas. Cuando los tenemos somos bienaventurados. Pero, no hay mayor bienaventuranza que contar con la amistad del mejor y más grande amigo, Jesús de Nazaret. En este plan dejaremos que la Palabra nos enseñe acerca del privilegio con el cual los hijos de Dios hemos sido bendecidos, el que seamos llamados sus amigos.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: facebook.com/GrettchenStage