La Gracia Abunda: Esperanza Y Sanidad Para El Abuso SexualMuestra

Una batalla constante

La gente no es nuestro enemigo; el diablo sí lo es. [...] El culpable tiene su propia historia también. Nuestra meta debería ser amar a la gente y odiar al diablo (74). [i]

¿Has considerado que la gente herida hiere a los demás? La Biblia lo explica en Efesios 6:12 que nuestra lucha no es contra carne ni sangre sino en contra de los poderes de las tinieblas de este mundo. Tu enojo debería estar dirigido hacia el enemigo que persuadió a la carne para pecar, no solo a tu abusador. Llegar a tener esta perspectiva puede ser difícil. Sin embargo, cuando reconoces a tu enemigo ¡puedes reforzar tus defensas!

Vivir de acuerdo a este punto de vista de Dios no sólo requiere verdad y justicia, sino también una esperanza y amor ilimitados hacia la humanidad. Dios ama en forma total e incondicional a todos Sus hijos. Piensa en tus abusadores más allá de sus actos para reconocer sus imperfecciones, sus luchas, sus fortalezas y sus dolores. Dios desea que todos reciban Sus dones de libertad a través de la salvación, de la misericordia y de la gracia.

Las investigaciones revelan que las víctimas del abuso sexual infantil tienen un riesgo más alto de convertirse en adultos abusadores o de tener relaciones abusivas. El enemigo divide a las familias de generación en generación a través de la destrucción que causa el abuso sexual; él espera que los sobrevivientes vivan en silencio dentro de una prisión emocional que amenaza su seguridad espiritual y los separa del propósito dado por Dios.

Tienes que elegir ser la generación que usa el poder de Dios para romper ese ciclo y ofrecer la verdad y el amor a un mundo herido. Date cuenta del disfraz de carne humana y lucha contra Satanás con las armas sobrenaturales y poderosas que tiene Dios para garantizar la victoria.

[i] Grupos caseros de la Iglesia de las Tierras Altas de Escocia (n.d.) Viviendo en Libertad Cada Día.

Querido Padre Celestial,

Gracias por ser nuestro Creador y Defensor. Ayuda a que la mujer herida pueda ver a la gente como la ves Tú. Permítele que suelte la ofensa y use esa energía para luchar contra las tácticas del enemigo. Dale la fuerza emocional y espiritual para enfocarse en su camino hacia la sanidad. Llénala con tu perseverancia y sana su corazón. Gracias, Señor, por Tu amor incondicional. Oro en el nombre de Jesús. Amén.