La Gracia Abunda: Esperanza Y Sanidad Para El Abuso SexualMuestra

La plenitud

Pienso en como aprendí el Salmo 23 y estoy agradecida por mi madre que siguió el impulso dado por Dios de enseñarles a sus hijos a incorporar Su palabra en nuestras vidas diarias. Era una tradición de mi familia recitar esa porción de las Escrituras cuando empezábamos el día viajando en el coche. Mientras nos ajustábamos los cinturones de seguridad, mi madre miraba hacia atrás y, al unísono, recitábamos el Salmo 23.

Mis hermanas y yo hacíamos esto diariamente por respeto a nuestra madre; no precisamente porque queríamos recitar las Escrituras. Mamá eligió ser obediente, soltando la preciosa semilla de Dios sobre el campo fértil de nuestros jóvenes corazones. Cuando la semilla se plantó en mi corazón, mi elección pasó de ser una tarea a ser un deseo de vivir para Dios, que nos ama profundamente.

La obediencia de mi madre produjo mi crecimiento, y la obediencia al llamado de Dios en tu vida puede conducir al crecimiento espiritual de los demás. A pesar de tus experiencias pasadas, Dios usa tu camino para contar una historia increíble sobre Su compasión para revestirte de fuerza y de justicia. Él usa tu testimonio para reivindicarte y para rescatar a otros con experiencias similares. Dios te transforma para cumplir Su propósito final para la humanidad: amarlo con todo el corazón, el alma y la mente y amar a otros como a uno mismo.

La verdadera plenitud es acercarse más a Dios, cumplir Sus propósitos y animar a otros que están en el mismo camino. Al hacer esto, te conviertes en un ejemplo vivo del extraordinario amor de Dios, con una vida abundante en gracia.

Querido Padre Celestial,

Enséñale a la mujer que hoy está leyendo esto a caminar contigo en la senda que Tú creaste especialmente para ella. Ayúdale a darse cuenta de los intentos del enemigo para distraerla con luchas, fortalezas y dolor en su vida. Aliéntale a recibirte con los brazos abiertos como el Pastor que nunca demanda perfección para hacerle compañía. Señor, gracias por Tu misericordia, Tu amor eterno y la gracia que cubre todo pecado que ella u otros hayan cometido. Perdónale sus pecados y ayúdale a caminar con la esperanza de un futuro de plenitud y paz. Que ella viva como un instrumento para traer gloria y honor a Tu santo nombre. Oro en el poderoso nombre de Jesús. Amén.

Recuerda que Dios promete en Isaías 61 (RVR1960) para darte “gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado”. ¿Te alentó este plan? Nos gustaría conocerte mejor. Ponte en contacto con los Ministerios GRACE de Alabama en graceministries.life.