Jonás: Un pez grande, un Dios más grandeMuestra

Por la gracia de Dios

¿Puedes pensar en alguien que nunca se convertirá en un cristiano? ¿Alguien tan aferrado a sus costumbres y a sus pecados que no hay posibilidad de que se arrepienta y crea en el Dios verdadero? Antes de responder, echa un vistazo a lo que sucedió en Jonás capítulo 3:

“La palabra del Señor vino a Jonás por segunda vez, y le dijo: ‘Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive, y proclama allí el mensaje que yo te daré’... Jonás comenzó a recorrer la ciudad, camino de un día, y en su predicación decía: ‘¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!’” (versículos 1, 2, 4 RVC). Jonás entró en esta antigua metrópolis, famosa por su maldad, y volteó el reloj de arena del juicio de Dios. “¡Cuarenta días y morirás!”.

Uno pensaría que el siguiente versículo diría: “Entonces los hombres de Nínive arrestaron, torturaron y asesinaron al profeta que se atrevió a desafiarlos”. Pero eso no es lo que dice el siguiente versículo. Esto es lo que dice: “Todos los habitantes de Nínive creyeron a Dios” (versículo 5 RVC).

¡No puede ser! ¿Nínive?! ¡No había posibilidad de que gente tan mala pudiera hacer algo tan bueno! Pero aparentemente lo hicieron. El Espíritu Santo puede hacer más de lo que pedimos o imaginamos. ¡Solo pregúntale a Jonás!

No hay una promesa de que todos a quienes amas serán salvos, pero existe el potencial. No dejes de orar. No dejes de amar. Tal vez un día algo cambiará, y Dios les conceda un cambio de corazón. Sucedió entonces, y por la gracia de Dios, todavía puede suceder hoy.