Quiero estar sobrioMuestra

Trago 2

Adicciones.
Y no hablaré sobre las sustancias nocivas que todos conocemos, sino de cosas aparentemente inofensivas, pero que pueden ser igual o incluso más dañinas que otras: como la lectura, la música, el arte, la comida… son muchas, y tú puedes identificar las tuyas.

Te pondré un ejemplo que muchos catalogan como algo bueno (y realmente es un buen hábito): la lectura.

Me pondré de ejemplo. Mi madre me enseñó a leer desde muy pequeña, como a los cuatro años. Según ella, amaba pasar las hojas de los libros y verlas. Siempre he tenido el hábito de leer. Me ha ayudado a ser buena estudiante, a desarrollarme neurológicamente, entre otras cosas. Dirás tú que eso no tiene nada de malo. Pero sí puede llegar a tenerlo.

Leer tanto que me salto las comidas o que descuide mi relación con Dios, incluso leyendo libros cristianos y la misma Biblia. Recordemos que leer la Biblia no necesariamente significa tener una relación con Dios. Leer tanto que me canse de lo habitual y le abra espacio al enemigo… es momento de poner un alto.

Para escribirte esto, tuve que pasar un tiempo probando esta idea. Y sí, hay veces que fallo.

Por ejemplo: al leer varios géneros literarios, es necesario tener un filtro. Pregúntate: ¿qué estás buscando? A veces leo historias fantasiosas y, en esas, he visto la necesidad de pisar el freno y dejarlas por su contenido. Otras me han servido para ver cómo el mundo representa el bien y el mal de muchas formas. Sin embargo, eso también modula mi forma de ser.

Antes tenía una tendencia a ser fantasiosa (no es lo mismo que tener buena imaginación), hasta que cambié mi tipo de lectura. También leía para aumentar el intelecto… pero si no buscas a Dios en lo que haces, no vale.

Por eso, te invito a ver y analizar todo. Busca tu adicción. Elimínala, bórrala, cambia tus gustos. Y no me digas que no sabes qué hacer o cómo limitarte, porque sí puedes… con Cristo al frente.

Vas a caer. Vas a huir a tu adicción. No sabrás qué hacer cuando te des cuenta de lo lejos que te has puesto de Dios y de los hábitos que lo han reemplazado, aunque incluso sean cosas buenas como estar activo en la iglesia. Vas a tener un mar de emociones.

Pero, ajá… Josué 1:9 es para ti. Y sigue.