Quiero estar sobrioMuestra

Trago 1

La incertidumbre es un tema muy común, demasiado, diría yo. Pasamos nuestras vidas sin saber hacia dónde vamos, por qué, o para qué estamos aquí.

Es como cuando estás viendo una serie o leyendo un libro, y te das cuenta de que hay una segunda parte que aún no se ha estrenado. Puede que te llenes de ansiedad… pero si lo trasladamos a la vida real, es aún peor. Frustración, miedo… son muchas las emociones que podría describir. Las situaciones serían incontables: los resultados de exámenes, ya sean académicos o médicos, las deudas, el trabajo… hay miles.

Pero permíteme hacerte una pregunta: ¿es necesario ahogarse en esta botella cuando tienes la respuesta? Tal vez estás pensando: “¿Qué bendita respuesta? ¡Si me siento al límite!” Pues déjame decirte algo: la tienes. Sigue leyendo.

“Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra?"
(Eclesiastés 6:12 RVR1960).

Analicemos esto. Jesús es el único que nos puede enseñar. Él es el único capaz de transformar nuestros días vanos y llenos de sombra en días valiosos y llenos de luz. ¿Por qué vivir en incertidumbre cuando podemos comunicarnos con Aquel que escogió sus propios clavos? Con Aquel que sabía quién lo entregaría. Con Aquel que te ve desde el vientre materno y contempla el final de tu vida. ¿Por qué?

Yo también me hago esa pregunta a diario, pero te puedo decir algo —y esto es tanto para ti como para mí—: CONFíA. Aprendamos a confiar. La hermana Elena G. White menciona que si pudiéramos ver lo que el Señor tiene preparado para nosotros, lo elegiríamos sin dudar.

No dudes de Él. Es difícil, lo sé. Pero hoy puedes comenzar pidiéndole a Dios un poco de confianza. Así llegaremos.

Sé que no es fácil. Yo misma me enredo en este trago... pero mira al Invisible.