Mientras Haya TiempoMuestra

Dios es paciente, pero el tiempo no es infinito
Dios no se demora. Su aparente silencio no es olvido, es paciencia cargada de propósito. Cada segundo que pasa es una extensión de Su misericordia, un tiempo más para que el hombre vuelva su rostro a Cristo, el retraso no está en Dios, sino en nuestro corazón que aún no se rinde.
El apóstol Pedro revela un aspecto sublime del amor divino: la paciencia del Señor no es indiferencia, sino esperanza que, mientras haya tiempo, alguien más vea al Hijo y le conozca. Pero esa paciencia no durará para siempre. La Escritura es clara, “Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen” (Mateo 24:44 NTV).
El corazón humano abusa del tiempo que Dios concede, piensa: Mañana creeré, mañana buscaré, mañana cambiaré, pero la eternidad no espera a quien aplaza la verdad, el tiempo de gracia tiene un límite; no porque Dios se canse, sino porque su plan es perfecto, y llegará el día en que la puerta se cerrará, y entonces ya no habrá oportunidad de buscar lo que se rechazó cuando estaba tan cerca, “Cuando el señor de la casa haya cerrado la puerta, será demasiado tarde. Ustedes quedarán afuera llamando y rogando: “¡Señor, ábrenos la puerta!”, pero él contestará: “No los conozco ni sé de dónde vienen” (Lucas 13:25 NTV).
La paciencia de Dios no es una licencia para la indiferencia, sino una invitación a la urgencia. No se trata de temer al fin, sino de vivir conscientes de lo que realmente importa, conocer al Hijo mientras puede ser hallado. Muchos desean señales, advertencias o milagros que los despierten, pero Dios ya dio la señal más grande: la cruz de Cristo.
Mientras haya tiempo, no interpretes Su paciencia como demora, sino como oportunidad. Dios no desea simplemente que cambies de conducta, sino que conozcas al Cristo resucitado, en quien todo fue cumplido, no se trata de “arreglar tu vida”, sino de recibir la Vida misma, y esa Vida no se encuentra en otra parte, porque fuera de Cristo todo es muerte disfrazada de bienestar.
Cada latido que oyes en tu pecho es una palabra del cielo diciendo: Aún hay tiempo. Tiempo para arrepentirte, tiempo para volver, tiempo para conocerle verdaderamente, pero ese tiempo no será eterno. Cuando Él venga, y vendrá, ya no habrá paciencia, sino cumplimiento, por eso, mientras haya tiempo, rinde tu corazón a Jesucristo, porque el día que muchos esperaban para creer, será el día en que ya no se podrá, y aquel que aprendió a vivir esperando en Cristo no teme Su venida, sino que la anhela, sabe que el fin del tiempo no es pérdida, sino encuentro, porque el tiempo termina donde la eternidad comienza en Él.
Acerca de este Plan

Mientras haya tiempo, el Señor sigue llamando a los corazones a volver a la fuente de la vida…Cristo. No nos invita a mejorar lo temporal, sino a ser transformados en lo eterno. El mundo promete bienestar, pero solo ofrece vacío; solo el conocimiento del Hijo llena el alma, como dice Romanos 12:2, la verdadera renovación comienza en la mente rendida a Dios, cada día es una sola oportunidad divina para conocer a Cristo, quien es la plenitud de todo y la vida que vence a la muerte.
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Nos gustaría agradecer a Roberto Steven Ojeda Sánchez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/stevenojeda007
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