Mientras Haya TiempoMuestra

Mientras puede ser hallado

“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” - Isaías 55:6 (RVR1960)

El tiempo que poseemos no es nuestro, es una concesión dada por Dios. Cada amanecer es una oportunidad para conocer más a Cristo, no para acumular más cosas o resolver asuntos pasajeros. La voz del profeta Isaías no solo nos invita a buscar a Dios, sino a hacerlo “mientras puede ser hallado”, es decir, mientras el corazón aún tiene sensibilidad para responder a Su llamado o el juicio final cierre aquella puerta.

Muchos buscan a Dios como quien busca un remedio para su dolor o una salida a su crisis, pero el verdadero encuentro con Él ocurre cuando comprendemos que Él mismo es la respuesta, no el medio para alcanzar algo más. El Señor no nos ofrece soluciones temporales, sino una transformación eterna la cual fue darnos a Su Hijo, en quien está la vida.

El hombre natural corre tras sustitutos como el bienestar, la salud, el éxito o la tranquilidad emocional, pero todo eso se desvanece porque no tiene sustancia de vida, lo que no nace de Cristo lleva en sí mismo el sello de la muerte, por eso el Padre no promete resolverlo todo a nuestro gusto; más bien, nos ofrece algo infinitamente superior, a Su Hijo, el centro de Su propósito eterno.

Mientras haya tiempo, no busques lo que crees necesitar, busca a Cristo mismo, no busques sanidad, búscale a Él; si anhelas descanso, búscale a Él; si te sientes vacío, en Él está la plenitud, pues la palabra nos dice, “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás será añadido” (Mateo 6:33 RVR1960). El Padre no nos llama a un bienestar ilusorio, sino a beber del agua viva que sacia para siempre.

Mientras haya tiempo… busca a Cristo. Porque el día llegará en que muchos querrán hallarlo, pero ya no habrá sensibilidad en sus corazones. Hoy es el tiempo de responder al amor que llama, al Dios que se acerca y dice: Vuélvete a Mí, porque Yo soy amplio en perdonar. (Isaías 55:7 RVR1960)

Y cuando el alma despierta a esa realidad, entiende que la vida no consiste en tener días más largos ni caminos más fáciles, sino en conocer al Eterno. Todo lo creado se marchita, perece y desaparece, pero el conocimiento de Cristo permanece para siempre. Él no vino a darnos cosas, sino a darnos Su propia vida, mientras tengas tiempo, usa tus días para conocerle, porque conocer a Cristo es poseer la vida misma.