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Naturaleza Frágil

DÍA 3 DE 5

Sucedió en un día

Me gustaría que nos centráramos por un momento en las primeras cuatro palabras con las que inicia el verso dos de de segundo libro de Samuel capítulo once: 'Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa." (2 SAMUEL 11:2 RVR1960). Cuánto puede cambiar la historia de una persona en solo un día. Basta un día de descuido para abrir la puerta a la destrucción, el desconsuelo, la frustración, la desdicha, el fracaso o la mentira. Solamente un descuido es suficiente. Estar en el lugar incorrecto, haciendo lo incorrecto, aunque parezca inofensivo, puede marcar la diferencia entre la honra y la vergüenza, entre la reputación ganada con años y el colapso de todo en segundos.

Ese fue el día de David. Un día donde, al caer la tarde, después de haber sido ocioso e irresponsable con su tiempo, se levantó a pasearse en el “terrado” de su vida, ese espacio interno donde se proyectan los deseos no tratados. Allí vio lo que no debía ver, y al hacerlo, despertó dentro de sí a su “Miserable de mí”: ese ser interno dominado por los impulsos, la debilidad y la insensatez. Ese “yo” que, sin conciencia ni remordimiento, decide tomar lo ajeno y saciarse, aun sabiendo que lo correcto está delante.

David tuvo relaciones sexuales con Betsabé, la esposa de Urías. Y aunque le advirtieron que era casada, no le importó. Su autoridad lo cegó. Dio la orden de traerla, y en su deseo descontrolado, la poseyó. De esa unión nació una vida inocente, fruto de un acto de insensatez, de ese “Miserable de mí” que despierta cuando el alma se duerme. Pero su caída no terminó allí. Después del pecado, vino el cinismo, la manipulación y la hipocresía.

"Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra." (2 SAMUEL 11:6-7 RVR1960)
¡Qué ironía! Preguntar por la “salud” del pueblo mientras destruía el alma de uno de sus más fieles soldados. Ese es el peligro del corazón humano: puede justificarse, disfrazarse, e incluso mostrarse piadoso mientras está siendo corrupto.

David intentó ocultar su falta, haciendo que Urías bajara a su casa con la esperanza de que pensaran que el hijo que Betsabé esperaba era suyo. Pero Urías, hombre íntegro, respondió con dignidad: "Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa." (2 SAMUEL 11:11 RVR1960). Qué contraste tan grande: el siervo con más integridad que el rey.

Al no lograr su propósito, David embriagó a Urías, manipulando su fidelidad. Pero ni aún ebrio, Urías desobedeció sus principios. Entonces, el rey escribió una carta sellada con muerte: "Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera." (2 SAMUEL 11:15 RVR1960). Qué cruel ironía: Urías llevó en sus manos su propia sentencia, escrita por aquel que debía protegerlo.

Así terminó el día. Un solo día. Un día que cambió la historia de un hombre conforme al corazón de Dios. Todo comenzó con un descuido, una mirada, una curiosidad, un pensamiento no gobernado. Así actúa el “Miserable de mí”: siempre está al acecho, esperando un momento de debilidad para levantarse y tomar el control.

No es necesario que un gigante externo aparezca para hacernos caer; a veces, el verdadero gigante habita dentro de nosotros. Y cuando no tratamos con él, termina gobernando nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras decisiones.

El pecado no está afuera, está adentro. Está latente, esperando el momento en que la conciencia se distraiga y el alma se relaje. Por eso, debemos vivir alertas, vigilantes, y conscientes de que “un solo día” puede cambiar el rumbo de toda una vida.

Pregunta de reflexión

¿Estás cuidando los “días comunes” de tu vida o estás dejando que el “Miserable de ti” se levante en momentos de descuido?

Oración final

Señor, enséñame a cuidar mis días y mis decisiones. No permitas que mi corazón se adormezca ni que mi naturaleza humana gobierne sobre tu Espíritu en mí. Despiértame cuando mi alma quiera dormir, y dame fuerza para dominar mis impulsos. Que cada día viva en integridad, humildad y temor reverente delante de Ti. Amén.

Acerca de este Plan

Naturaleza Frágil

Naturaleza Frágil, te invita a reconocer la vulnerabilidad de nuestras emociones y cómo, sin dirección espiritual, pueden volverse inestables y dañinas. Aprenderás a comprender tus sentimientos desde la sabiduría divina, permitiendo que el Espíritu Santo sane y fortalezca tu interior. A través de reflexiones profundas y prácticas, descubrirás que tu fragilidad no es debilidad, sino una oportunidad para depender de Dios y formar una vida emocional más firme, sana y guiada por su presencia.

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Nos gustaría agradecer a Willington Ortiz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: willingtonortiz.org