El Orgullo Antes De La Caída: La Vida De SaúlMuestra

El gozo de contemplar la gloria de Cristo nos libera de buscar nuestra propia gloria.

Hay muchas otras formas de identificar el orgullo en Saúl: no escuchaba consejo, no reconocía sus pecados, se victimizaba e inculpaba a otros; pasaba por encima de otros con tal de cumplir su objetivo. Y así podríamos seguir con una larga lista, con la cual podemos examinarnos a nosotras mismas y ver si estamos siendo orgullosas como él.

Pero en lugar de conocer a ciencia cierta los frutos visibles del orgullo, es mejor dar con su raíz. Ahora bien, el orgullo nos ofrece lo mismo que cualquier otro pecado: un placer efímero que después se vuelve amargo por sus consecuencias. Al ser un pecado tan interno y sutil, nos cuesta identificarlo, sobre todo, por lo bien que nos hace sentir; y es esa felicidad momentánea la que nos esclaviza y nos dificulta darle muerte al orgullo.

Por eso, la solución no es solo pensar menos de nosotras mismas, procurar el anonimato o huir de los aplausos. Si hacemos esto, llegará un punto en el que nuestras fuerzas cesarán y volveremos a ser atraídas por el placer del orgullo.

La solución real es cambiar el deleite que produce el orgullo, por el deleite de glorificar a Dios. Venceremos el orgullo cuando nos gloriemos más en la cruz de Cristo que en cualquier galardón que podamos recibir por méritos propios. Dejaremos el orgullo cuando, en vez de deleitarnos en recibir gloria a nuestro nombre, nos deleitemos en glorificar el nombre de Dios.

Seremos libres del orgullo cuando descubramos que es más agradable deleitarse en la perfecta justicia de Cristo, que en nuestros pobres intentos de ser buenos. Resultaremos victoriosas cuando dejemos de actuar para llevarnos los aplausos y cuando nuestra única motivación sea que el nombre de Dios sea glorificado por nuestras obras (Mt 5:6).

• Aprende: ¿Por qué somos esclavas del orgullo y dejarlo se vuelve un desafío?
• Vive: Identifica qué disciplinas espirituales puedes poner en práctica para aumentar tu asombro por la gloria de Dios y luchar contra tu orgullo.
• Lidera: Anímate a compartir este devocional con otras hermanas y compartan juntas sus reflexiones. Sé honesta sobre cómo el orgullo ha afectado tu corazón.

Oración
Señor, reconozco que muchas veces me deleito en mi orgullo, procurando recibir la gloria que realmente solo tú te mereces. Te ruego que me ayudes a vencer mi orgullo al permitirme deleitarme en tu gloria. Abre mis ojos para que pueda ver tu grandeza, hasta que me pueda ver a mí misma tan pequeña que no le encuentre sentido buscar mi gloria y, más bien, procure glorificar tu nombre en cada uno de mis actos. Amén.

Descarga recursos bíblicos sin costo en www.reformadas.com