Equipando a otros: Un llamado de liderazgo para expandir la capacidad del ReinoMuestra

Totalmente Equipado

Es importante pensar acerca de la meta del entrenamiento, qué es, y si existe solo para que la persona pueda hacer las cosas mejor, más eficientemente, en menos tiempo; o si el entrenamiento es para que la persona pueda ver más cosas (más alto, más amplio, y/o más profundo), estar mejor equipada para los desafíos actuales, o estar lista para cumplir su propósito dado por Dios.

Bueno, este pasaje de la Escritura (2 Timoteo 3:16-17) nos recuerda la importancia de compartir que estamos entrenando líderes integrales, para que estén completamente equipados, en todos los sentidos, en todos los asuntos, en todos los temas, en todos los aspectos. Sabemos que nunca alcanzaremos la perfección en las personas, pero podemos ser intencionales en la manera en que abordamos la idea de equiparlas para sobresalir. El apóstol Pablo afirma a su discípulo Timoteo que ha de estar bien cimentado en la Palabra de Dios para cumplir sus deberes y para que pueda equipar eficazmente a otros.

Sin embargo, la pregunta es: ¿equipar a otros para qué? Dice: para toda buena obra, para toda labor significativa. Esto significa que el tipo de entrenamiento que recibes no solo te equipa con todas las cosas que se supone que has de estar haciendo en tu rol actual, sino también para las cosas que precisarás enfrentar o lograr en el futuro (aunque no estés consciente de ello o no estés preparado para ello).

Mientras que el entrenamiento es para los desafíos presentes, esta dimensión orientada al futuro se llama desarrollo. Los desafíos vendrán en tu camino, y tendrás que desempeñarte en medio de ellos sin importar cuán desafiantes sean, y necesitas la preparación para eso. Así que, desde una perspectiva espiritual, cuando equipamos a las personas con la Palabra de Dios, lo hacemos para los desafíos y las tareas que Dios tiene para ellas, tanto actuales como futuras, y es importante recordar que Su naturaleza integral siempre apunta en una dirección positiva y que añade valor, como dice: “para toda buena obra.”

Para reflexionar: ¿Qué tan intencional soy en permitir que la Palabra de Dios me forme no solo para lo que hago ahora, sino también para los desafíos y propósitos invisibles para los que Él me está preparando?