Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el capítulo 15, en respuesta a la murmuración de los fariseos por su cercanía con los pecadores, Jesús cuenta tres de las parábolas más hermosas de la Biblia. Narra la historia de la oveja perdida, la moneda perdida y, finalmente, el hijo perdido (o el hijo pródigo). La verdad central que une las tres historias es el corazón de Dios Padre: Él busca apasionadamente a los perdidos, y cuando uno de ellos es encontrado, hay una fiesta inmensa en el cielo. El gozo de Dios por la restauración del pecador arrepentido es extravagante e incondicional.

Equipamiento

Estas parábolas nos equipan con una visión clara del Evangelio y un corazón compasivo. Nos forman para entender que la salvación es iniciativa de Dios y motivo de gozo. Nos enseñan a valorar a las personas perdidas por encima de nuestra propia justicia o religiosidad, como la del hermano mayor. Estamos llamados a reflejar el corazón de nuestro Padre, quien envió a su Hijo a buscar y salvar al pecador.

Al Corazón

Detente a pensar: según Jesús, el cielo celebró una fiesta el día que te arrepentiste. ¿Cómo te hace sentir saber que tu decisión de volver a casa provocó tal celebración celestial?

¿Cambia eso la manera en que ves tu propio valor y la gracia que has recibido?

Misión

Nuestra misión es clara: participar en la alegría de Dios buscando a los que están perdidos. Ora por una persona que conozcas que esté lejos de Dios. Busca una oportunidad para mostrarle un amor incondicional, no de juicio, sino de bienvenida.