Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el capítulo 10, Jesús continúa enseñando sobre la naturaleza radical del discipulado, desafiando las normas sociales y religiosas. Reafirma la santidad del matrimonio y bendice a los niños, a quienes los discípulos despreciaban. Se encuentra con un joven rico que no puede dejar sus posesiones para seguirlo, lo que lleva a Jesús a enseñar sobre la dificultad de que los ricos entren en el Reino. Una vez más, enseña que el camino a la grandeza no es el poder, sino el servicio, porque el Hijo del Hombre "no vino para ser servido, sino para servir".

Equipamiento

Este capítulo nos equipa para comprender que seguir a Jesús no se trata de acumular méritos o posesiones, sino de reconocer nuestra profunda necesidad de Él, como lo hizo el ciego Bartimeo. Nos anima a confiar en Dios por encima de todo lo que valoramos en este mundo, sabiendo que Él es más que suficiente y que la verdadera grandeza se mide por nuestra disposición a entregarnos por los demás.

Al Corazón

Siendo honesto, ¿me parezco más al joven rico, que anhela seguir a Jesús, pero se aferra a sus seguridades?

O, ¿me identifico más con Bartimeo, quien, consciente de su necesidad, clamó y se rindió completamente a la misericordia de Cristo?

Misión

Hoy, tu misión es ser un agente de ánimo, como la multitud que le dijo a Bartimeo: “¡Ten confianza; levántate, te llama!”. Identifica a alguien en tu vida que se sienta ciego, perdido o estancado. Acércate a esa persona y anímala a levantarse y acercarse a Jesús, recordándole con amor que el Maestro lo está llamando.