Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el capítulo 9, Marcos da a conocer que, en el monte de la Transfiguración, tres discípulos ven a Jesús en su gloria divina, y escuchan la voz del Padre: “A él oíd”. Pero al bajar, se encuentran con el fracaso de los otros nueve, que no pueden liberar a un muchacho de un espíritu inmundo. Jesús lamenta su poca fe y enseña que “este género con nada puede salir, sino con oración”. Luego, vuelve a predecir su muerte y resurrección, y corrige a sus discípulos, que discutían sobre quién de ellos sería el mayor.

Equipamiento

Este pasaje nos equipa a “escuchar a Jesús” como el mandato principal de nuestra vida. Nos forma para entender que la fe genuina, incluso una pequeña, requiere una dependencia total de Dios a través de la oración. Nos desafía a ser discípulos maduros que no buscan el protagonismo, sino que encuentran su propósito en servir a los demás, sabiendo que, al hacerlo, están sirviendo al Señor mismo.

Al Corazón

¿Estoy realmente escuchando la voz de Jesús en mis decisiones, relaciones y prioridades diarias, o me dejo llevar por otras voces?

¿Qué motiva mi servicio a los demás? ¿El deseo de ser visto y reconocido, o un anhelo genuino de glorificar a Dios siendo útil para su Reino?

Misión

Hoy, participa en la misión del Reino honrando a Cristo a través del servicio humilde. Busca una oportunidad para servir en silencio, sin esperar reconocimiento. Puede ser escuchar atentamente a alguien que lo necesita, realizar una tarea que nadie quiere hacer o atender una necesidad concreta de forma anónima. Que tu servicio sea un acto de adoración que refleje la grandeza de un Rey que vino a servir.