Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

Estos dos salmos dan inicio y continúan la gran sinfonía final de alabanza del Salterio. El Salmo 146 comienza con una decisión personal: “Alaba, oh alma mía, a Jehová”, recordándonos que nuestra confianza debe estar en el Dios de Jacob, el Creador que hace justicia a los oprimidos. El Salmo 148 expande esta alabanza a una escala cósmica, invitando a todo lo que existe en los cielos y en la tierra a unirse en un coro universal para alabar a su Creador.

Equipamiento

Estos salmos nos forman en confianza y alabanza intencional. Nos enseñan a depender plenamente de Dios, reconociendo su justicia y cuidado, mientras cultivamos un corazón dispuesto a alabarlo continuamente.

Al corazón

¿Confío más en Dios o en las personas y circunstancias de mi vida?

¿Mi alabanza diaria refleja reconocimiento de su justicia, misericordia y poder, o se limita a momentos específicos?

Misión

Hoy toma un momento para alabar a Dios de manera intencional, reconociendo su fidelidad y justicia. Luego, busca una acción práctica: ayuda a alguien necesitado, comparte palabras de aliento o participa en un acto de servicio que refleje la misericordia de Dios.