Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

Estos dos magníficos salmos de alabanza nos llaman a bendecir al Señor por quién es y por lo que ha hecho. El Salmo 103 es una invitación personal e íntima: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. Asaf enumera los beneficios: perdón, sanidad, rescate, y una compasión paternal que quita nuestros pecados tan lejos como el oriente del occidente. El Salmo 111 toma una perspectiva más comunitaria, alabando a Dios por sus obras poderosas en la historia de la redención, su fidelidad al pacto y la sabiduría que se encuentra en temerle.

Equipamiento

Estos salmos nos equipan para cultivar gratitud y reverencia al Señor. Haciendo un esfuerzo consciente por recordar los beneficios personales y las obras redentoras de Dios. Nos forman para que nuestra relación con Dios esté fundamentada en su carácter compasivo y su fidelidad al pacto. Nos enseñan que la verdadera sabiduría comienza y termina en una relación de reverencia y obediencia a Él.

Al corazón

¿Estoy activamente “recordando sus beneficios”, o a menudo olvido la increíble gracia del perdón y la redención que he recibido?

¿Mi “temor de Jehová” es un miedo servil, o es una reverencia asombrada que me lleva a una obediencia gozosa?

Misión

Hoy, tu misión es no olvidar sus beneficios. Toma una hoja de papel y, como Asaf, haz una lista de los “beneficios” que Dios te ha dado. Incluye tanto las bendiciones personales (perdón, familia, salud) como las grandes obras de la redención (la cruz, la resurrección). Lee la lista en voz alta como tu oración de alabanza.