Procesados para gobernarMuestra

Un buen gobernador ve las necesidades.

En los años que José estuvo en la cárcel, él prosperó rápidamente allí dentro, ya que se volvió el preferido del encargado. Pronto, José estaría a cargo de los demás presos y de organizar todo en ese lugar.

Dos presos habían tenido un sueño y no sabían qué significaba; esto los tenía notablemente preocupados. Aquí hay una hermosa joya, y es que José, quien con todo derecho podría vivir victimizándose por todo lo que había sufrido, aprendió lo más importante: a interesarse por la necesidad de los demás. Él no vivía mirando su propia miseria, sino que un día, caminando en la cárcel, notó algo.

José vio que sus compañeros de prisión tenían una gran preocupación. A veces pasamos de largo el dolor o la angustia de otros, porque estamos tan concentrados en nosotros mismos y no somos capaces de ver más allá de nuestros problemas. Cuando nos ocupamos de la necesidad de otros, nos damos cuenta que nuestro problema puede que no sea tan grave; además, eso mueve la mano de Dios a nuestro favor.

José pasó de ser un soñador a ser un interpretador de sueños. El Señor pone dones en nuestras vidas cuando hay empatía para bendecir a otros.

Este es un gran paso para poder estar en posiciones de liderazgo, y es la razón por la cual muchos gobiernos del mundo no funcionan, pues miran primero lo suyo.

Para reflexionar:

• ¿Qué oportunidades concretas tienes hoy para mostrar empatía y servir a alguien más?
• ¿De qué manera podrías usar los dones que Dios te dio para bendecir a otros en lugar de buscar tu propio beneficio?
• ¿Cómo crees que tu liderazgo (en casa, trabajo, iglesia o amistades) se transformaría, si primero miraras por las necesidades de los demás?

Oración:

Señor, enséñame a ver más allá de mí mismo y a interesarme por la necesidad de quienes me rodean. Despierta en mí empatía, compasión y generosidad, y úsame como instrumento para bendecir y levantar a otros. Haz que mi vida refleje el corazón de un verdadero líder: aquel que pone primero lo tuyo y lo de los demás antes que lo suyo. Amén.