Procesados para gobernarMuestra

Todo obra para bien

Los planes de Dios para sus hijos son de bien, son mayores de lo que podemos dimensionar. Pero nos debe capacitar y preparar para mayores responsabilidades. La manera en que somos preparados son las pruebas y dificultades. Al tener esta comprensión de que existe propósito en todo lo que pasamos, nos cabe agradecer a Dios aún por las cosas que no entendemos y pararnos firmes en el saber de que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.

En Romanos 8:28, Pablo no dice “sentimos”, sino “sabemos” que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman. Nuestra fe no se apoya en emociones, sino en la certeza de que Dios no miente. Él orquesta cada situación para nuestro bien, aunque no siempre se vea de inmediato. Esto es algo que sabemos.

Por otro lado, hay cosas que no sabemos. Lo que no sabemos es cómo se darán las cosas, o cómo debemos orar ante situaciones que no encontramos explicación. Pero ahí es donde actúa el Espíritu Santo. Él clama desde lo profundo de nuestro corazón en perfecta armonía con la voluntad de Dios. Podemos descansar en que Dios escucha y responde, incluso cuando nuestras palabras no alcanzan.

Todo esto se basa en una condición: Amar a Dios.

¡Si amamos a Dios, estamos sentenciados a ser bendecidos! Es el amor que no solo se demuestra con palabras, sino con acciones.

Antes de sumergirnos en la historia de José, es importante que tengamos grabado en nuestro corazón que todas las situaciones que pasamos obran para nuestro bien cuando somos hijos de Dios y amamos a nuestro Padre.

Para reflexionar:

• ¿Qué situación difícil estás atravesando que necesitas entregar a Dios con confianza?
• ¿Crees que incluso lo que no entiendes puede ser usado para tu bien?

Oración:

Señor, gracias porque aun cuando no entiendo lo que pasa, puedo confiar en que todo obra para mi bien. Enséñame a descansar en tu fidelidad y a creer que tus planes son siempre mejores. Amén.