Íntimos De JesúsMuestra

Sentarse a Sus Pies

“Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra" (Lucas 10:39 RVR1960).

Reflexión: En una casa llena de actividad, María escogió un lugar: los pies del Maestro. Mientras Marta se afanaba por servir, María discernió que el verdadero manjar estaba en escuchar a Jesús. Sentarse a sus pies no es una posición de pasividad, sino de absoluta prioridad. Es reconocer que nada es más urgente que su voz, más importante que su Palabra, más transformador que su presencia.

El discipulado íntimo comienza aquí: en quietud, con atención plena, sin apuros ni distracciones. María no fue reprendida, sino elogiada. Jesús dijo que ella había escogido “la buena parte”, y nadie se la quitaría. ¿Cuántas veces corremos sin detenernos a escuchar? ¿Cuántas tareas “para el Señor” nos roban el tiempo con el Señor?

El secreto de un ministerio profundo y de una vida plena es simple: sentarse, oír, permanecer.

Intimidad no es un evento, es un hábito.

Preguntas de Reflexión: ¿Cuán a menudo me siento a los pies de Jesús en quietud? ¿Qué cosas “buenas” me están distrayendo de la “mejor parte”? ¿Oigo su Palabra o solo hablo en mi tiempo devocional? ¿He perdido el asombro de simplemente estar con Él? ¿Estoy construyendo una vida desde la intimidad o desde el afán?

Oración: Amado Jesús, quiero volver a tus pies. Líbrame del ruido, del activismo, del engaño de creer que el hacer es más importante que el estar. Ayúdame a elegir lo que nadie me podrá quitar: tu voz, tu mirada, tu Palabra viva en mí. Enséñame a amarte desde la quietud. Amén.

Desafío Práctico:

Aparta hoy un tiempo de 30 minutos solo para estar en silencio ante el Señor. Sin peticiones, sin música, sin apuros. Solo vos, tu Biblia abierta, y Su voz. Anotá lo que Él te diga o te recuerde en ese momento de intimidad.