La Declaración De Seúl | Un Recorrido De 30 DíasMuestra

La iglesia: El pueblo de Dios que amamos y desarrollamos
La lectura de hoy continúa en la Sección III: La iglesia: el pueblo de Dios que amamos y desarrollamos. Lea aquí.
La iglesia peregrina enfrenta retos desde afuera y amenazas desde adentro.
La iglesia siempre ha enfrentado crisis. Como dijo nuestro Señor, en este mundo habrá muchas pruebas. Como lo evidencia toda la historia, los fieles santos del Dios han afrontado y siguen afrontando persecución y oposición severa, a menudo arriesgando sus vidas por el Señor al que aman. La iglesia está edificada sobre la sangre de los mártires. No obstante, la lucha de la iglesia no es contra la carne y la sangre, sino contra los poderes de las tinieblas. El maligno conspira contra la iglesia de Cristo, pero, como Jesús ha prometido, él sigue edificando su iglesia y ni siquiera las puertas del Hades pueden prevalecer contra ella. (Jn 16:33; Ef 6:12; Mt 16:18; Ap 1:18)
La iglesia lleva el tesoro del evangelio en «vasijas de barro» con vulnerabilidad y humildad, sin buscar señalarse a sí misma, sino al poder supremo de Dios. Por lo tanto, no resiste a sus oponentes según los poderes o armamentos de este mundo, sino que persevera a través de la adversidad y el sufrimiento por el poder de Dios, plenamente armada con armas espirituales de justicia. Los imperios se levantan y caen, pero la iglesia, sostenida por su Señor, está llamada a permanecer firme y a comportarse como la casa del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad. (2Co 4:7; Jn 18:36; 2Co 6:7; 1Ti 3:14-16)
Sin embargo, nos aflige que la iglesia no siempre se haya mantenido fiel a este llamado. Las Escrituras dejan en claro que el mayor riesgo para su vitalidad y la integridad de su mensaje proviene de adentro. Con demasiada frecuencia ha sucumbido al encanto del poder político, de la aprobación cultural y de los placeres del mundo, abandonando su mandato de ser el testigo profético de Dios en el mundo. En tales casos, la iglesia se convierte en instrumento de opresión, cómplice de actos de injusticia, y pierde su credibilidad en el mundo. Estas transigencias son, ya sea consecuencia o causa de que la iglesia se aleje de la autoridad bíblica al distorsionar las Escrituras para satisfacer meros deseos mundanos. Los pilares gemelos de la creencia y la práctica fieles (ortodoxia y ortopraxia), se erosionan al apartar la iglesia sus ojos de Cristo y de la cruz. Lamentamos estos fallos y pecados de nuestro pasado y nos arrepentimos de las formas en que seguimos ignorando la convicción del Espíritu y las instrucciones de nuestro Señor. (1Ti 4:16)
Acerca de este Plan

En todo el mundo los creyentes se preguntan: ¿cómo vivir el evangelio hoy? Este plan de 30 días se basa en la Declaración de Seúl para explorar verdades intemporales que abordan retos actuales, como la identidad humana, la paz, la tecnología y el discipulado, sin dejar de ser fieles al evangelio, a las Escrituras y al designio de Dios para la iglesia. Arraigada en la verdad bíblica y en voces de todo el mundo, lo invita a profundizar su fe y a vivir la misión de Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Lausanne Movement por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: lausanne.org









