Salmo 91: Protección Sobrenatural En Tiempos De AnsiedadMuestra

¿QUIÉN NOS GOBIERNA EN LA DIFICULTAD?
Tener miedo es humano y, casi como un acto reflejo de nuestro sistema nervioso, prácticamente inevitable cuando tenemos delante una situación que compromete nuestra integridad física o la de quienes queremos. Desde que el ser humano vive en un mundo caído, la posibilidad de tener miedo es un regalo que Dios nos da, dentro del abanico emocional con que hemos sido dotados, para prepararnos y enfrentar la situación correctamente.
Es esa última palabra, “correctamente”, la clave de todo el asunto. Porque hay muchas formas de abordar las situaciones que nos superan, pero no todas recibirían la calificación de “buenas” de parte del Señor.
- Lo primero que hace el miedo es recordarnos que somos frágiles.
- Como cristianos, el siguiente paso sería recordarnos que, a pesar de nuestra incapacidad, el Dios al que servimos y al que nos encomendamos, como el salmista, es Todopoderoso.
- Ante la realidad de una circunstancia adversa, escogemos el refugio de Su amparo porque no hay situación demasiado grande para Él, ni recurso nuestro que Él no pueda multiplicar.
- Y Dios, que está siempre atento al clamor de los que le buscan, declara mediante nuestro texto hoy: “Yo lo libraré, porque él me ama; lo protegeré, porque conoce mi nombre. Él me invocará y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia, lo libraré y lo llenaré de honores.” (NVI).
Ya el primer día dejamos fuera como opción adecuada la temeridad, pero ahora debiéramos recordarnos que la sobre-espiritualización a la que tan dados somos –y que niega hasta la realidad más evidente, como que tenemos miedo tal y como el propio Jesús experimentó angustia en Getsemaní– tampoco debería ser nuestra elección.
El valiente que anda en el temor de Dios reconoce que el enemigo es grande, pero nunca mayor que su Dios. Y por eso decide que, aunque tiene miedo, desde su angustia se acerca a quien puede dotarle de lo que necesita para superar la prueba en un poder que no es humano. Ahí nos decimos “Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece”.
No podemos elegir si surge el miedo, pero podemos decidir si nos domina. Nadie puede servir a dos señores (el segundo, por cierto, no siempre son las riquezas), y si nuestras acciones las guía el miedo, es de esa emoción que nos veremos esclavos.
¡Qué diferente es la escena cuando, a pesar de la angustia, podemos decir al Señor “Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío”!
Acerca de este Plan

El Salmo 91 ha sido, por muchos siglos, un espacio de búsqueda de seguridad y protección para los creyentes en medio de la angustia y la ansiedad. El mundo es un lugar hostil en el que nos sabemos muy pequeños y frágiles, pero el salmista nos recuerda que tenemos un Dios más grande que cualquier peligro. De nuestra parte queda, frente a esta realidad, la decisión de colocarnos bajo sus alas, para encontrar refugio seguro.
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: linktr.ee/LIDIAMARTINPSICOLOGA
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