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De Orilla a Orilla: Un Viaje a La Reconciliación

DÍA 4 DE 5

Día 4: Perdón: Elimina la deuda

Pasaje clave: Colosenses 3:13

Un puente puede estar casi terminado, pero si hay un enorme obstáculo en medio del camino, nadie podrá cruzarlo. En las relaciones, ese obstáculo suele ser la deuda que guardamos: “me debe una disculpa”, “me debe reconocer lo que hizo”, “me debe reparar lo que dañó”. Mientras mantengamos esa deuda activa en nuestro corazón, será imposible avanzar. El perdón es la decisión de quitar esa barrera y permitir que el puente pueda completarse.

En su carta, Pablo les recuerda a los creyentes en Colosas que la vida en comunidad requiere paciencia y disposición a perdonar. Les dice que cuando alguien tenga una queja contra otro, no debe guardarla ni alimentar el resentimiento, sino perdonar tal como Cristo los perdonó a ellos. En otras palabras: el estándar no es cuánto sentimos que la otra persona lo merece, sino cuánto hemos sido perdonados nosotros por Dios.

Es importante distinguir entre perdón y reconciliación. La reconciliación es el cruce completo del puente, el encuentro en medio. El perdón es el paso previo: retirar los escombros que bloquean el camino. Perdonar no significa justificar lo que pasó, ni olvidar lo ocurrido, ni necesariamente restaurar la confianza de inmediato. Significa soltar el derecho a vengarnos y dejar la justicia en manos de Dios.

Muchos confunden el perdón con un sentimiento. Esperan que el enojo desaparezca o que la herida ya no duela para poder perdonar. Pero en la Biblia, el perdón es primero una decisión y luego un proceso. Cuando elegimos perdonar, abrimos la puerta para que Dios nos sane las emociones a su tiempo. Si esperamos sentirlo antes de dar el paso, quizá nunca lleguemos a hacerlo.

El perdón también refleja el evangelio de manera muy tangible. Cada vez que perdonamos, mostramos en miniatura lo que Dios hizo con nosotros en Jesús. Cancelamos una deuda porque hemos sido perdonados de una deuda mucho más grande. No perdonamos porque el otro lo merezca, sino porque nosotros hemos recibido gracia inmerecida. Así, el perdón se convierte en una proclamación silenciosa del amor de Dios.

Un ejercicio práctico es escribir en un papel el nombre de la persona y la ofensa. Mientras guardes ese papel, recordarás la deuda. Pero cuando lo rompes o lo quemas de forma segura, decides simbólicamente dejarlo ir y entregárselo a Dios. Ese gesto no borra el pasado, pero abre un futuro donde la herida ya no te encadena.

Hoy, Dios te invita a quitar el obstáculo. Perdonar no es un acto de debilidad, sino de fe. Es confiar en que Él es justo y en que su amor puede transformar tu dolor en libertad.

Reflexiona:

¿Qué deuda estoy guardando que me impide avanzar hacia la reconciliación?

Practica:

Escribe la ofensa en un papel y destrúyelo en un acto de oración, entregando la herida a Dios y cancelando la deuda.

Acerca de este Plan

De Orilla a Orilla: Un Viaje a La Reconciliación

Las relaciones pueden convertirse en caminos difíciles de cruzar cuando surgen heridas y conflictos. Sin embargo, Dios nos llama a ser constructores de paz y embajadores de Su gracia. Este devocional de cinco días te guiará paso a paso, de orilla a orilla, para edificar puentes de humildad, escucha, verdad, perdón y reconciliación. Más que restaurar vínculos, es un camino hacia un corazón transformado por Cristo.

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Nos gustaría agradecer a Denisse Esparza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/deniiesp