Mi Tesoro Está en El Cielo: Duelo Por La Ausencia en Compañía De DiosMuestra

Día 3. La vida sigue, tenemos que continuar

Aunque no tengamos fuerzas, debemos ser intensionales en retomar nuestras actividades; es tiempo de reflexionar y ser determinantes en aspectos como: decirle a los demás si quiero o estoy preparado para hablar de mi ser amado y el porqué de su partida; sentir libertad de participar o no, en actividades sociales y manifestar si necesito un apoyo profesional, espiritual o de compañía.

Una hermosa herramienta es hablar con personas que hayan pasado o estén pasando por el mismo dolor; esto nos permite identificarnos y apoyarnos, sabiendo que unidos, de la mano de Dios, podemos salir adelante.

Pueden llegar dolores físicos (causa de nuestro dolor emocional), si es posible, visitemos especialistas de la salud que nos ayuden en este proceso.

Trabajemos aún más en nuestra relación con Dios, porque es permaneciendo en Cristo, bajo la sombra de Sus alas, tomado de Su mano, que podremos sobrellevar esa ausencia que nos duele en todo momento. Avancemos, un día a la vez, poco a poco, entendiendo que, como dice la palabra de Dios: “todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3:1).

Todos los duelos son diferentes, nuestro Señor no nos pone fecha límite, Él está ahí a nuestro lado, conoce nuestro corazón y nos abraza con Su amor, confiemos, Él tiene todo bajo control.

Oración: Amado Dios, tú eres la fuerza que necesito para seguir adelante, limpias mis lágrimas, me abrazas y me ayudas a transitar este dolor con las promesas de vida eterna que me permiten mirar al cielo y tener esperanza.

Lectura: Isaías 40-29-31; Juan 11:17-27, Colosenses 3:1-4