Mi Tesoro Está en El Cielo: Duelo Por La Ausencia en Compañía De DiosMuestra

Día 2. Duele tu ausencia

Empezamos a sentir la ausencia en cada momento y lugar, vemos sus pertenencias, escuchamos su voz y mantenemos su sonrisa en nuestro corazón, anhelamos que estuviera nuevamente entre nosotros, que todo haya sido un sueño, “una pesadilla”. La vida sigue para los demás y así debe ser; pero nuestra vida se pausó, todo cambió, nos sentimos desorientados, desanimados, tristes y muchas veces sin las herramientas para retornar y continuar.

Es hora de cambiar todos los pensamientos negativos por positivos y avanzar con Dios (Filipenses 4:8), mirar la vida con mentalidad de reino, mantenernos firmes en nuestra fe, visibilizar a nuestro ser amado iniciando su eternidad con El Señor (porque cambió de morada y sigue vivo), aferrémonos a la esperanza de vida eterna que nos mantiene firmes y confiados en las promesas de Dios, una de ellas es: “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Lucas 20:38 RVR1960), en Cristo Somos eternos.

Recordemos que nuestro ser amado nació y partió con un propósito de acuerdo con la voluntad y el tiempo de Dios; preparémonos, porque algún día nosotros también partiremos, busquemos a Dios en todo momento y podremos experimentar paz en medio de la tormenta.

Oración:

Amado Dios, sé que todo en nuestra vida tiene un propósito, permíteme ver el propósito de la vida y de la partida de mi ser amado, dame fuerzas, levántame y enséñame a sobrellevar este dolor. ¡te necesito!

Lectura: 1 Juan 2:17, Isaías 57:1-3, 1 Tesalonicenses 4:13-18.