Mi Tesoro Está en El Cielo: Duelo Por La Ausencia en Compañía De DiosMuestra

Día 1. Ausente en el cuerpo, presente al Señor

Una de las situaciones más difíciles de afrontar es la partida de un ser amado. La vida gira 180 grados, ya nada es igual, los planes cambian, la vida nunca será la misma; ¡hay propósito en su ausencia!

Son momentos inesperados, nunca estaremos preparados para recibir esta noticia, para asimilar que no volveremos a ver nuestro ser amado en este plano terrenal.

Ante la tristeza y desolación, es importante recordar las promesas de Dios, saber que nuestro Señor Jesús murió en la cruz para darnos la esperanza de resurrección y vida eterna. ¡Fortalezcámonos diariamente en Su palabra, de Dios viene la fuerza!

Como seres humanos, empezamos a transitar en el duelo; la negación ante su partida; la ira, por no poder cambiar esta nueva realidad; la negociación entre pensamientos que se mezclan con la palabra de Dios y se transforman en la esperanza de un reencuentro eterno.

Vemos cómo la nostalgia y la tristeza nos acompañan y con el tiempo nos da equilibrio para llegar a la aceptación de esta nueva realidad.

Dios entiende el dolor por el que estamos pasando, Él también vio morir a Su hijo en la cruz, Él sabe consolarnos y fortalecernos, confiemos y descansemos en Su Palabra. “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte” (Salmo 48:14 RVR1960)

Oración:

Amado Dios: dame fuerzas para sobrellevar la ausencia de mi ser amado, permíteme entender que partió inmediatamente a tu presencia, a tu paz y dame el consuelo de ver con tus ojos y entender con tu corazón, ¡necesito de tu Espíritu, necesito vivir en ti, te anhelo!

Lectura: Génesis 37:35, Eclesiastés 7:2-3; 2 Corintios 5:1-10; Juan 14:27