Lamento Con Propósito: Aprendiendo De JeremíasMuestra

Aun si no somos capaces de abrir nuestra boca para expresarnos, Dios escucha el clamor de nuestro corazón con un oído muy atento.

«¿Dónde estás, Dios?» Es la pregunta que solemos hacernos durante las pruebas, cuestionándonos si Dios nos ha abandonado y el profeta Jeremías también lo enfrentó: estuvo en lo profundo de una cárcel, pero desde allí clamó al Señor y fue consolado por su Espíritu. Así que Jeremías testifica que Dios no defrauda ni deja desamparado a quien clama a Él.

Recuerda que no hay rincón de este planeta que no le pertenezca al Señor: por muy escondidos que estemos, ahí se acercará el Señor para escuchar nuestra súplica. Aun si no somos capaces de abrir nuestra boca para expresarnos, Dios escucha el clamor de nuestro corazón con un oído muy atento. La Palabra dice que en copas de oro atesora nuestras oraciones (Apocalipsis 5:8) y en su redoma guarda cada una de nuestras lágrimas (Salmos 56:8). Esto significa que Dios no tiene en poco los momentos en que nos acercamos a Él, de hecho, es su deseo: que le busquemos en oración para ser fortalecidos por su Espíritu.

No olvides que podemos confiar en que nada nos separará de Él, como dice Romanos 8:38-39: «Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.».

Ahora bien, tal vez no seamos librados de las situaciones dolorosas, pero Dios está con nosotros y nos dice: «No temas». Intenta reflexionar en lo siguiente: ¿Cómo temer si quien nos escucha es un Dios todopoderoso que nos ama? No obstante, esta verdad solo será comprendida cuando nuestro corazón se acerque a Dios en oración.

• Aprende: ¿Cuál es el propósito de la oración? ¿Por qué crees que para Dios son importantes las oraciones de sus hijos?
• Vive: ¿Crees que hay luchas y cargas que no has presentado al Señor en oración?
• Lidera: Identifica si hay alguna hermana en tu iglesia local a la que se le dificulte orar y pregúntale por sus motivos de oración y anímate a orar junto con ella.

Oración
Señor, gracias por estar atento a mis oraciones, por muy torpes que puedan ser. Te pido perdón por las veces en que he dudado si estás conmigo o no. Te pido que me ayudes a estar más pendiente de tu presencia en mi vida y que eso me lleve a estar tranquila y gozosa en medio de mis pruebas. Amén.