Lamento Con Propósito: Aprendiendo De JeremíasMuestra

Aunque el dolor que vivamos sea grande, sabemos que Dios nos ha librado de un sufrimiento mayor.

Cuando Dios, por medio de Jeremías, anunciaba el juicio que traería para el pueblo de Israel, no dejaba de prometerles que los liberaría y restauraría (Jeremías 33:16). No obstante, el profeta no logró ver la restauración prometida y, según escritos históricos, murió apedreado por judíos. ¿Eso significa que en vano esperó en el Señor? ¿Falló Dios su promesa? La realidad es que no; la verdadera restauración prometida vino por medio de Cristo.

Al igual que Jeremías, muchos en el Antiguo Testamento murieron sin ver cumplida la promesa del Mesías. Hebreos 11:39-40 dice: «Y todos estos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros.» Y eso mejor vino cuando Jesús salvó a su pueblo de la condena del pecado y les concedió la vida eterna.

Esto significa que aunque no seamos librados de las aflicciones o no se nos conceda algún deseo, podemos confiar en que el dolor es momentáneo y finito, porque llegará un día en que Dios enjuagará cada lágrima de nuestro rostro y nos llenará de gozo (Apocalipsis 21:4).

Recuerda que hoy esa esperanza puede consolarnos porque aunque el dolor que vivamos sea grande, sabemos que Dios nos ha librado de un sufrimiento mayor, del horno de fuego, donde será el llanto y crujir de dientes para quienes no creyeron en Él (Mateo 13:50).

Así que espera la salvación del Señor, que la obra de Cristo sea tu consuelo y tu bien más preciado, hasta que puedas decir como el profeta: «“El Señor es mi porción”, dice mi alma, “Por tanto en Él espero”.» (Lm 3:24).

• Aprende: Medita en aquello que ha sido causa de lamento para ti y compáralo con la esperanza de la salvación eterna.
• Vive: ¿De qué maneras puede evidenciarse en tu vida que tu porción es el Señor, más que cualquier otra cosa que poseas?
• Lidera: Compártele el evangelio a una persona que esté en aflicción y no tenga al Señor como su porción.

Oración
Señor, sé que no eres ajeno a mi tristeza y estás cerca; también sé que eres bondadoso y misericordioso. Por eso, decido esperar en tus promesas y aferrarme a la esperanza de la salvación eterna. Ayúdame a enfrentar con humildad y gozo cualquier prueba que venga a mi vida. Ayúdame a amarte cada día más para que seas mi mayor tesoro. Amén.