Lamento Con Propósito: Aprendiendo De JeremíasMuestra

Aunque estemos atravesando un oscuro valle de dolor, podemos decir que Dios es bueno.

Jeremías evidenció cómo Judá fue llevado cautivo por Babilonia a causa del juicio que Dios ejecutó en respuesta a la maldad del pueblo, que constantemente quebrantaba su pacto sin arrepentimiento alguno. En todo este periodo, Jeremías aprendió que Dios aflige y disciplina, pero nunca deja de tener misericordia.

Así que en el pasaje de hoy vemos que, luego de expresar el dolor de su alma, Jeremías dice: «Esto recapacitaré en mi corazón» (Lm 3:21a, RVR1960) y en el momento en que desbordaba su dolor, decidió cambiar el curso de sus pensamientos y expresó lo siguiente: «Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias» (Lm 3:22). Esto quiere decir que a pesar del gran dolor que vivía, el profeta puso su mirada en la misericordia del Señor, pues sabía que el pueblo merecía ser consumido al instante por causa de su maldad, pero Dios tuvo misericordia al preservar su vida.

Ahora bien, nosotros también somos pecadores y no merecemos el favor de Dios; no obstante, precisamente de eso se trata la misericordia: no darle a alguien el castigo que merece, así que aunque estemos atravesando un oscuro valle de dolor, podemos decir que Dios es bueno, porque siendo merecedores de condenación Él nos cuida y nos provee de lo que necesitamos.

No olvides que está bien que derramemos nuestra alma cuando nos acercamos a Dios para hacerle saber aquello que nos aflige, pero de la misma manera que lo hizo Jeremías, necesitamos traer a nuestra memoria las misericordias del Señor. Recordémosle a nuestra alma de dónde nos ha sacado Dios, no olvidemos cómo nos ha acompañado en todos nuestros caminos y reconozcamos que sus misericordias no han disminuido, por el contrario, nuevas son cada mañana (Lamentaciones 3:23).

• Aprende: Medita en lo que significa la misericordia de Dios y responde: ¿Crees que mereces el castigo o la bondad del Señor?
• Vive: Reflexiona de qué formas puedes ver hoy la bondad y misericordia de Dios, aun en medio de tu aflicción.
• Lidera: Reflexiona cómo puedes extender la misericordia y ayudar a otros que estén enfrentando una dura prueba.

Oración
Señor, aunque Tú conoces mi aflicción, vengo a derramar mi corazón y a expresarte mi dolor. Pero de mi boca no solo saldrá un lamento, sino también una alabanza por tus misericordias que cada día son nuevas. No dejaré de recordar que has sido bueno al concederme la salvación y librarme del sufrimiento de la condenación eterna. Mi deseo es que al recordar tus bondades se consuele mi alma. Amén.