Legado: Encendamos una fe que permaneceMuestra

Temprano yo te buscaré
No hace falta hacer un examen complejo para conocer las prioridades de nuestro corazón; basta con observar cómo comienza nuestro día. ¿Qué es lo primero que hace usted al abrir los ojos? Algunos corren a revisar las miles de notificaciones del celular, las redes sociales, o correos pendientes. Otros van directo a la rutina, preocupados por el trabajo, los pendientes o las noticias. Lo natural es dejarnos llevar por la prisa. Sin embargo, detenernos a buscar a Dios en medio de lo cotidiano es poco común… y justamente por eso, tan necesario.
El salmista David decía:
«Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay agua».
(Salmos 63:1 RVR1960)
Él entendía muy bien que no hay necesidad más profunda y esencial para el alma que Dios mismo. Porque aunque él escribió este salmo en un momento sumamente difícil —¡Imagínese! Estaba huyendo por su vida, rodeado de desierto— y aun así su prioridad no era la seguridad ni la comodidad, sino buscar y encontrarse con el Señor. Su alma tenía sed no de soluciones rápidas, sino de un encuentro con el Dios vivo. ¿Cuántas veces nuestros desiertos nos empujan con urgencia a buscar primero cualquier otra fuente falsa, menos aquella que verdaderamente puede saciarnos?
Vivimos en una cultura de urgencia y de constantes preocupaciones, en la cual desde que abrimos los ojos, somos bombardeados por información, pendientes y distracciones. La ansiedad del día empieza con tan solo echar un solo vistazo a la pantalla del celular. Pero hay una voz más importante que la de los correos, los mensajes o las redes: la voz de Dios.
Si en las primeras horas del día, cuando la mente aún no está saturada por los afanes, buscamos a Dios a través de la Palabra y la oración, nos anclamos a lo eterno para enfrentar lo temporal. Entonces, los pendientes ya no generan esa ansiedad desesperante, porque todo lo enfrentamos con una perspectiva renovada. Nos conectamos con verdades que fortalecen el espíritu y ordenan las emociones.
Por eso la canción «Temprano yo te buscaré» es más que una hermosa y suave melodía; es un recordatorio profundo del lugar que debe tener Dios en nuestra vida diaria. Cuando decimos «temprano», no solo hablamos de una hora, sino de prioridad. Es decir: antes que cualquier otra cosa, Señor, tú primero. Antes que mis pendientes, tú primero; antes que mis fuerzas, mis ideas o mis planes, ¡tú primero!
Así que cantemos con devoción y anhelo: «Temprano yo te buscaré; de madrugada yo me acercaré a ti, mi alma te anhela y tiene sed, para ver tu gloria y tu poder».
Acerca de este Plan

En medio del ruido del mundo, de las pruebas y el desgaste diario, reconectémonos con las verdades eternas de la Palabra para apreciar su gracia, despertar gratitud y buscar renovación espiritual. Encendamos nuevamente nuestro corazón en pasión por Cristo, pues fuimos creados para vivir en comunión con él, brillar en la oscuridad y predicar el mensaje de esperanza. Este plan fue creado con motivo del álbum «Legado» de Marcos Witt. Porque no hay mejor legado que una vida que, al pasar los años, mantiene un amor ferviente y una fe constante, firme y encendida por nuestro amado Jesucristo.
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Nos gustaría agradecer a CanZion por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: canzion.com