Legado: Encendamos una fe que permaneceMuestra

Estar ante la presencia de Dios
El rey David, con toda su autoridad, riqueza e influencia, podía aspirar a muchas cosas que el mundo considera valiosas: conquistas, reconocimiento de las naciones, placeres, poder político y lujos sin medida. Sin embargo, su corazón no estaba cautivado por lo que podía obtener como monarca, sino por una sola cosa: morar en la presencia de Dios.
En el Salmo 27:4, David declara que su mayor anhelo, por encima de los tesoros, la fama o los privilegios del trono, era contemplar la hermosura del Señor y habitar en su casa todos los días de su vida. Esa confesión revela que, para David, el verdadero tesoro no era el trono, sino el rostro de Dios.
Esta asombrosa declaración no es una expresión religiosa vacía ni una oración de rutina, recitada en automático, sino el anhelo genuino de un corazón que ha descubierto algo infinitamente más valioso que cualquier oferta de este mundo.
Porque cuando uno es expuesto a la hermosura de la santidad de Dios y de su amor tan dulce, no hay otra respuesta coherente del alma más que caer rendido en adoración reverente, deslumbrados por la gloria incomparable del Señor.
La canción «Al estar aquí» expresa precisamente esa respuesta de adoración al ser puestos delante de la majestad y la pureza de la divinidad de Dios. Cuando sus ojos son abiertos a esta realidad, ¡es imposible no responder de esta manera! Por eso cantamos: «Y al estar aquí, delante de ti, te adoraré; postrado ante ti mi corazón te adora, oh Dios, y siempre quiero estar para adorar y contemplar tu santidad, te adoro a ti, Señor, te adoro a ti».
David, por su parte, hablaba de entrar a un templo, a un santuario, porque en aquellos tiempos la gloria de Dios habitaba de manera visible y localizada en el Lugar Santísimo, detrás del velo, y solo unos pocos podían acercarse.
Pero ahora, Jesús mismo es la manifestación plena de la gloria de Dios y el acceso vivo a su presencia. ¡Y gracias a él, en todo lugar, ya sea en nuestra habitación, en medio de una congregación o en la calma y la soledad de un campo, podemos entrar y contemplar la hermosura del Señor! ¿No le parece eso extraordinario?
Adorar no es solo cantar; es responder con todo nuestro ser a la revelación de quién es Dios. Meditar en estas palabras pone a prueba los afectos de nuestro corazón. Así como David, ¿anhela usted la presencia de Dios más que cualquier otra cosa? ¿O permitiría que los placeres pasajeros ocuparan el lugar que solo le corresponde a Él?
Oro para que, en cada etapa de su vida, en medio de pruebas o victorias, siempre tenga el anhelo de estar delante de él, con un corazón postrado y contemplar su gloriosa santidad.
Acerca de este Plan

En medio del ruido del mundo, de las pruebas y el desgaste diario, reconectémonos con las verdades eternas de la Palabra para apreciar su gracia, despertar gratitud y buscar renovación espiritual. Encendamos nuevamente nuestro corazón en pasión por Cristo, pues fuimos creados para vivir en comunión con él, brillar en la oscuridad y predicar el mensaje de esperanza. Este plan fue creado con motivo del álbum «Legado» de Marcos Witt. Porque no hay mejor legado que una vida que, al pasar los años, mantiene un amor ferviente y una fe constante, firme y encendida por nuestro amado Jesucristo.
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Nos gustaría agradecer a CanZion por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: canzion.com