Las 7 raíces de la iraMuestra

Raíz 4 — Sueños diferidos o negados
Una vez conocí a un hombre que soñaba con convertirse en médico. Estudió arduamente durante la primaria y la secundaria, obteniendo excelentes calificaciones. Pero cuando llegó el momento de ir a la universidad, su padre se negó a ayudarlo. Por eso, se vio obligado a quedarse en la granja de la familia y trabajar en ella. Los tiempos eran difíciles, el dinero escaseaba, y este joven sintió que debía obedecer a su padre.
A la edad de 23 años, este hombre estaba harto de la vida en la granja. Empacó sus pertenencias, cargó su auto y se marchó, llevándose consigo un corazón lleno de amargura y resentimiento hacia su padre. Durante el resto de su vida, mantuvo su enojo y culpó a su padre por la pérdida de su sueño.
A medida que pasaban los años, este hombre dejó que pocas personas se acercaran a él. La amargura que guardaba dentro se derramaba en cada relación que desarrollaba, por lo que lidiaba siempre con sentimientos de rechazo y aislamiento. Cambiaba de empleo constantemente, incapaz de estabilizarse o tener éxito en su trabajo.
Finalmente, conoció a una mujer que, de verdad, se preocupó por él. Después de un breve noviazgo, se casaron. Tres semanas después del matrimonio, una explosión inesperada de ira casi acabó con todo el afecto que su esposa sentía hacia él. Ella no lo dejó, pero se estremecía ante su temperamento violento. La mayoría de sus amigas se negaban a ir a su casa; ya que no podían tolerar estar en presencia de una persona tan llena de ira y amargura.
Este hombre mantuvo su ira hasta el final de su vida. Incluso cuando estaba senil y no era capaz de cuidarse a sí mismo, los venenos del resentimiento y la amargura seguían consumiéndolo. Cuanto más se aferraba a su ira, más ardía ella dentro de él.
Me habría encantado decirle que este hombre tuvo una sanación espiritual asombrosa y que se convirtió en una persona llena de gozo y paz. Pero ese no fue el caso. Murió como una persona amargada y enojada.
No sé todas las razones por las que el padre de este hombre no lo dejaba irse de la granja. Tal vez se sentía amenazado por la inteligencia o las metas educativas de su hijo. Quizás fue egoísta, no queriendo perder un peón de granja. Lo que sí sé con certeza es que ninguna de las razones estuvo justificada en la mente de su hijo. Sin duda, este se sentía justificado por su ira. Pero, déjeme preguntarle: “¿Quién sufrió más durante esos años?” Ciertamente no fue el padre.
Fue el hijo.
Debemos recordar que cuando nos aferramos a nuestra ira y amargura, la totalidad de nuestra vida sufrirá su veneno.
Escrituras
Acerca de este Plan

Algunos días parece que un espíritu de ira está permeando el mundo entero. Historias de violencia, furia y discordia llenan los noticieros mientras las familias se desmoronan por conflictos no resueltos. ¿Dónde podemos acudir para encontrar paz en este mundo enfadado? Acompañe al Dr. Charles Stanley a descubrir las siete raíces de la ira.
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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: encontacto.org