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Las 7 raíces de la ira

DÍA 1 DE 8

Las raíces de ira en la vida de una persona pueden ser muy profundas. Detrás de su ira puede esconderse una lucha de toda la vida contra el resentimiento, la amargura y la hostilidad. Y las razones de la ira de una persona pueden o no estar justificadas. En este plan de lectura, descubriremos siete raíces de ira que le invito a explorar y someter a profunda consideración y oración.

Raíz 1 — Culpa y vergüenza

¿Quién fue la primera persona en la Biblia en airarse?

Cuando hago esa pregunta, la mayoría de las personas responde: “Caín”.

Sin duda, él era un hombre muy airado. Pero no creo que Caín haya sido la primera persona en la Biblia que se airó.

Reflexione con atención en lo que ocurrió en el huerto del Edén. Adán vivía en un verdadero paraíso: estaba unido a la mujer más hermosa que se pudiera imaginar, disfrutaba de una relación personal con Dios, ejercía dominio sobre toda la creación y experimentaba una vida plena y renovada. Sin embargo, con un solo acto de desobediencia —al probar el fruto prohibido— todo cambió. Su mundo se desmoronó: fue expulsado del huerto y condenado a labrar la tierra con esfuerzo hasta el fin de sus días.

¿Podría ser posible que Adán estuviera más que un poco airado con la mujer? Por supuesto. ¿Cómo lo sé? Porque culpó a Eva por lo que les pasó. Cuando Dios lo confrontó en el huerto, Adán respondió: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Gn 3.12).

El juego de la culpa encuentra sus raíces en la ira. Avergonzado y sin querer asumir la responsabilidad por lo que había hecho, Adán arremetió y culpó a Eva. Y es un patrón que continúa hasta el día de hoy.

Por su parte, Eva también estaba airada. Cuando Dios la confrontó sobre lo que hizo, Eva también cayó en el juego de la culpa: “La serpiente me engañó, y comí” (Gn 3.13).

Culpar es fácil... asumir la responsabilidad es difícil.

Airarse es fácil... el autocontrol es difícil.

Por fuera, podemos airarnos con otros que nos tientan o nos incitan a hacer algo incorrecto desde el punto de vista moral o en contra de nuestro mejor juicio. Y podríamos airarnos cuando alguien miente o se aprovecha de nuestra vulnerabilidad o debilidad.

Por dentro, podemos sentir ira hacia nosotros mismos por haber sido crédulos, por creer una mentira o haber participado en un acto pecaminoso, aun sabiendo que estaba mal. Nos culpamos, y con frecuencia cargamos con la vergüenza, sintiéndonos deshonrados, desacreditados, indignos o avergonzados.

Pero Dios quiere que sepamos que hay una mejor manera de reaccionar. Cuando estamos seguros de nuestra relación con Él, podemos asumir la responsabilidad de nuestras acciones y no caer en la trampa del “juego de la culpa”, ya sea culpándonos a nosotros mismos o a otros. Y cuando aceptamos su perdón por nuestros pecados y extendemos ese mismo perdón a los demás, la culpa y la vergüenza no tienen ningún poder sobre nosotros.

Acerca de este Plan

Las 7 raíces de la ira

Algunos días parece que un espíritu de ira está permeando el mundo entero. Historias de violencia, furia y discordia llenan los noticieros mientras las familias se desmoronan por conflictos no resueltos. ¿Dónde podemos acudir para encontrar paz en este mundo enfadado? Acompañe al Dr. Charles Stanley a descubrir las siete raíces de la ira.

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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: encontacto.org