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De mujer a mujer

DÍA 5 DE 5

Lidia: El tesoro dentro de ti

Si eres cristiana, Dios te ha provisto de talentos naturales y dones espirituales. Podemos utilizar nuestros talentos de muchas maneras, para nosotras mismas y para Dios. Los dones espirituales no son para nuestro uso, sino para edificar la familia de Cristo en la madurez espiritual.

Lidia es un ejemplo de mujer que aprovechó al máximo tanto sus talentos naturales como sus dones espirituales. Lidia, que vivía en la ciudad macedonia de Filipos, era una mujer de negocios de la ciudad de Tiatira, una región famosa por su excelente tinte para telas llamado púrpura. Por la historia de Lidia, que aparece en Hechos 16, podemos suponer que era soltera. No se menciona que tuviera marido; eso, y el hecho de que se mantenía a sí misma, nos lleva a tal deducción. El relato nos informa que Lidia también daba cobijo a otras personas.

Aunque puede que Lidia tuviera una aptitud natural para la hospitalidad, podemos deducir que su invitación a la hospitalidad procedía también de un don espiritual que acababa de recibir y que ejerció de inmediato en favor de otros creyentes. Su invitación no tenía que ver con el entretenimiento social, sino más bien con ofrecer consuelo y apoyo a los demás mientras hacían la obra del Señor.

¿En qué te destacas y qué haces con eso? ¿Estás haciendo uso de los dones y talentos que Dios te ha dado? Conozco a un buen número de mujeres que se sienten frustradas por esto mismo. Algunas de ellas dedican la mayor parte de sus horas activas a tareas para las que no tienen un talento natural. A menudo, esto forma parte del proceso necesario para descubrir nuestra vocación. Nuestro camino se nos aclara con frecuencia a través del mecanismo de prueba y error. Dios no tiene prisa, y podemos confiar en que nos guiará como considere mejor.

Otras veces, las mujeres se sienten frustradas porque desearían tener dones y talentos distintos de los que Dios les ha dado. Cuando eso sucede, si caemos en esa forma de pensar, perderemos mucho tiempo y energía en tratar de llegar a destacarnos en algo para lo que no tenemos capacidad. Y aunque es bueno extendernos fuera de nuestra zona de confort, dedicar nuestra vida a algo para lo que no tenemos un talento natural acabará por provocarnos frustración.

Envidiar los dones de los demás roba a Dios su gloria y a nosotras el sentido de satisfacción y bienestar en nuestras vidas. Es verdaderamente importante valorar y hacer uso de tus dones porque has sido llamada a cumplir una función única en la comunidad cristiana donde Dios te ha colocado. El don de hospitalidad de Lidia y la providencia de Dios para llevar a cabo su don proporcionaron a los apóstoles lo que otros entre ellos no hubieran podido hacer. Lo mismo ocurre con tus dones. Dios te ha dado dones para hacer lo que nadie más puede hacer exactamente igual que tú.

Pablo lo explicó muy bien a los cristianos de la iglesia de Corinto cuando les escribió sobre este asunto. Utilizando el cuerpo humano como analogía, Pablo dijo:

"Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros" (1 Co. 12:15-21 RVR1960).

Empieza a dar gracias a Dios por cómo te ha diseñado. Incluso las cosas que te gustaría cambiar de ti misma no son accidentales, sino que están en consonancia con el diseño de Dios sobre cómo has de darle la gloria. Tu apariencia, tu personalidad, incluso las cosas peculiares de ti, todo funciona para la gloria de Dios. Y cuando intentes descubrirlas y aceptarlas por completo, comprenderás para tu gozo eterno que estás contribuyendo a la edificación del cuerpo de Cristo, así como a tu propia felicidad.

El capítulo 12 de Romanos describe la forma de encontrar y utilizar tus dones únicos. Allí Pablo escribió:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Ro. 12:1-2).

¿Lo harás? Eso es lo que hizo Lidia y, puesto que lo hizo, sus dones y talentos han quedado registrados para siempre.

Señor, gracias por cómo me has diseñado, por los dones y talentos que has puesto en mí con propósito. Hoy presento mi vida como un sacrificio vivo, dispuesto a servirte con lo que soy y con lo que tengo. Ayúdame a dejar de compararme con otros y a usar con gozo mis dones para edificar tu Iglesia y glorificarte a Ti. Amén.

El contenido de estos devocionales está basado en el libro «De mujer a mujer» de Lydia Brownback, publicado por Editorial Portavoz.

Escrituras

Acerca de este Plan

De mujer a mujer

Descubre cómo Dios ha obrado en y por medio de mujeres ricas y pobres, amadas y no amadas, de buena y de mala reputación. No todas fueron victoriosas espiritualmente, pero incluso sus fracasos nos dejan enseñanzas que podemos aplicar a nuestra vida hoy.

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Nos gustaría agradecer a Editorial Portavoz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.portavoz.com/de-mujer-a-mujer