De mujer a mujerMuestra

Gomer: Una auténtica rompecorazones
La historia de Oseas y Gomer es una representación real y dolorosa del amor fiel de Dios hacia un pueblo infiel. Por orden de Dios, el profeta Oseas se casó con Gomer, una mujer que más tarde lo abandonó, lo avergonzó en público y despreció su amor. Gomer persiguió a sus amantes, buscando placer y lujos, pero terminó en la pobreza, despreciada y finalmente vendida como esclava. Aun así, Oseas la buscó, la compró y la llevó nuevamente a casa con ternura y perdón. Como Gomer con Oseas, así Israel había actuado con Dios. Y como Oseas, Dios no deja de amarnos, anhelando siempre nuestro regreso.
De esta historia Dios quiere que entendamos que cuando su pueblo peca, comete adulterio contra Él. Cuando se ve obligado a contemplar cómo nos entregamos a otros dioses, nuestro pecado provoca suscelos y su dolor. No obstante, como Oseas con Gomer, Dios nunca deja de amarnos. Él anhela nuestro regreso y hará todo lo posible para que volvamos a casa.
¿Sabes lo que nuestro pecado hace al corazón de Dios? Lo sabemos al ver el corazón roto de Oseas. Con la historia de Gomer, Dios quiere que veamos las cosas terribles que suceden cuando cometemos adulterio contra Él y que aprendamos sobre la pendiente resbaladiza en la que nos coloca nuestro pecado. A veces, el pecado nos lleva en línea recta cuesta abajo; otras veces descendemos en espiral, pero vayamos como vayamos, el destino es siempre la destrucción. Dios lo ha ordenado; es una ley natural que ha puesto en vigor con toda la humanidad, cristiana o no. Pablo escribió a los gálatas: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7 RVR1960).
Para los creyentes, sin embargo, la intención de Dios al permitirnos caer en una espiral no es provocar nuestra destrucción final. Es más bien un acto de su misericordia. El hecho de que el pecado nos lleve a la infelicidad es un acto de misericordia, porque cuando nos sintamos lo suficientemente infelices volveremos a Él. De hecho, el arrepentimiento por haberte alejado de los caminos de Dios está garantizado para los creyentes, porque los que son verdaderamente salvos no pueden perder nunca su salvación. Por amor a Cristo, Dios no permitirá que nos alejemos de Él hasta ese punto. Nuestra vida pasajera en esta tierra no es nada comparada con nuestra vida en la eternidad, y Dios hará todo lo necesario para preservarnos para ella.
Por ello, si no hacemos caso de esas pequeñas advertencias, empiezan a ocurrir cosas peores. Los abundantes recursos de Gomer empezaron a agotarse y se encontró luchando por cubrir sus necesidades básicas. En nuestro caso, a menudo sentimos que Dios se ha ido y nos ha retirado su provisión y su favor. Comienzan a surgir problemas mayores y, en el fondo de nuestro corazón, sabemos por qué.
No solo nos sentimos lejos de Dios, sino que cuando persistimos en alejarnos de los caminos de Dios también tendemos a aislarnos de otros creyentes. Decimos que estamos demasiado ocupadas o damos alguna otra excusa, pero la verdad es que estamos avergonzadas, y estar cerca de otros cristianos cuando estamos viviendo en pecado nos pone cara a cara con nuestra conciencia. Si todavía no estamos dispuestas a tratar con nuestro adulterio espiritual, no queremos acercarnos demasiado a nada ni a nadie que pueda condenarnos.
No obstante, en este punto, cuando nos damos cuenta realmente de lo que nuestro adulterio ha hecho a Dios, a los demás y a nosotras mismas, Dios viene con misericordia para restaurar nuestra relación con Él. Dios nos ama y anhela tenernos a su lado. La razón por la que permite que suframos cuando pecamos es para que queramos volver a nuestro verdadero Esposo. Con respecto al descarriado Israel, Dios dijo a través de Oseas:
Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos (Os. 14:4 RVR1960).
El amor de Dios no solo es para Israel, sino que también está presente con la misma fuerza para ti y para mí. ¿Has reincidido en los malos caminos? Si es así, escucha a Dios; oye su corazón herido. Tal vez incluso ahora eres consciente de que está disgustado por lo que haces. Las cosas en tu vida van mal. Si es así, es Dios que está actuando con misericordia para hacerte volver a Él antes que sucedan cosas peores.
Algo importante para recordar es que el hecho de que Dios nos ame intensamente no significa que sea un pusilánime. Dios sabe que el verdadero amor a veces requiere dar un paso atrás y permitir que la persona descarriada sufra una gran calamidad, si así se beneficia como resultado. Por esta razón, Dios no detendrá las consecuencias del pecado si persistimos en seguir nuestro propio camino. Y porque Él es santo y justo, en definitiva, no permitirá que nada malo prospere. Si estás viviendo de alguna manera que sabes que es penosa para Dios, presta atención a la advertencia inherente a las pequeñas adversidades que ves suceder en tu vida. Hacerlo te prevendrá de otras peores. Podemos evitar dolores innecesarios cuando nos arrepentimos y volvemos a nuestro primer amor.
Si al despertar te encuentras en una subasta, esclavizada e incapaz de liberarte, entonces vuelve tu corazón y tu mente a Dios. Él ya ha pujado por ti y ha ofrecido el precio más alto. Oseas pagó por Gomer con siclos de plata y cebada, pero Dios pagó con la vida de su hijo Jesucristo. Con su sangre te ha comprado y ha pagado todas tus deudas. Dios nunca se divorciará de los que son suyos en Cristo Jesús. Por lo tanto, eres libre de salir de la subasta, vestirte con la justicia de Cristo y volver a casa con Dios en este día.
Señor, reconozco que muchas veces me he alejado de Ti, siguiendo mis propios caminos, como Gomer lo hizo con Oseas. Hoy veo las consecuencias de mi pecado y el dolor que provoca en Tu corazón fiel. Gracias por amarme con un amor que no se rinde, por buscarme incluso cuando no lo merezco, y por pagar el precio más alto para traerme de vuelta a casa. Vísteme con Tu gracia, renuévame con Tu perdón y enséñame a permanecer fiel a Ti, mi verdadero Esposo. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

Descubre cómo Dios ha obrado en y por medio de mujeres ricas y pobres, amadas y no amadas, de buena y de mala reputación. No todas fueron victoriosas espiritualmente, pero incluso sus fracasos nos dejan enseñanzas que podemos aplicar a nuestra vida hoy.
More
Nos gustaría agradecer a Editorial Portavoz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.portavoz.com/de-mujer-a-mujer
Planes relacionados

La Captura Milagrosa

Sean Fructíferos

El Agotamiendo De Los Pastores Y La Paz De Cristo

El Espíritu Santo en Mateo

Amar Sin Filtro: Fe, Ruptura y Restauración

El Espíritu Santo en Lucas

La Compasión De Jesús: El Corazón De Una Vida Misional Un Plan De Lectura De 10 Días

Viviendo La Fe en La Sociedad

Volver a Lo Esencial
