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De mujer a mujer

DÍA 2 DE 5

Mical: Una familia de reyes disfuncional

La historia de Mical, hija del rey Saúl y esposa de David, refleja la complejidad y disfunción de la familia real de Israel. En medio del conflicto entre su padre y su esposo, Mical se enamoró de David y lo ayudó a escapar de una muerte segura, lo que la puso en grave peligro. Aunque David la tomó como esposa tras cumplir con una arriesgada misión, su relación fue marcada por la distancia, la falta de amor genuino y los intereses políticos. Más tarde, cuando David danzó con alegría ante Dios, Mical lo menospreció, revelando un corazón más preocupado por las apariencias que por la adoración. Ese desprecio selló el destino de su matrimonio, que terminó sin hijos y sin reconciliación.

¡Cuántas de nosotras, a nuestra manera, cometemos el mismo pecado e insensatez que Mical! Muchas de nosotras nos casamos por razones equivocadas, solo para darnos cuenta más tarde de que desearíamos haber esperado. Mical encontró atractivo a David en gran parte porque su obstinado y necio padre temía a este atractivo joven héroe. David también apeló a sus ideas juveniles de romance, pero esa no era la base sobre la que elegir una pareja matrimonial. A la mayoría de las mujeres les atraen, hasta cierto punto, los hombres poderosos.

Otra razón probable por la que Mical se casó con David fue para escapar de una vida familiar caótica. Su padre era irascible, fácilmente propenso a ataques asesinos incluso contra miembros de su familia. Era inestable espiritualmente hasta el punto de que, en una ocasión, recurrió a prácticas ocultas (ver 1 S. 28:3-25). Al final, Saúl se suicidó. El hogar de la juventud de Mical no era un entorno en el que una mujer joven pudiera prosperar.

Muchas mujeres hoy día también se casan para escapar de una vida hogareña difícil o de otras circunstancias problemáticas. Sabemos que al principio Mical respetaba a David, aunque fuera superficialmente, y el respeto es un elemento clave a la hora de elegir marido. De hecho, es un mandato bíblico, pero también hay que tener en cuenta otros factores. Mical no había tenido en cuenta de antemano las inevitables dificultades que surgirían si se casaba con el peor enemigo de su padre. Las cuestiones familiares, entre otras muchas, deben tener peso cuando una mujer decide casarse.

Tal vez te encuentres en la situación de Mical. Te has dado cuenta de que te casaste por razones equivocadas o elegiste mal. ¿Estás decidida a honrar a Dios, obedecer las Escrituras y seguir adelante con un matrimonio menos que ideal? Mical no tuvo elección en el asunto. Sin embargo, hoy día, abandonar un mal matrimonio es una opción atractiva para muchas mujeres. Tal vez estés tentada a dejar a tu esposo porque el divorcio parece ser la única solución a tus problemas matrimoniales; pero si eres una cristiana que desea agradar a Dios, no tienes opción. Si te enfrentas a esa tentación, puedes encontrar fuerza en darte cuenta de que Dios lo sabe todo sobre tu lucha y está ahí para ayudarte.

Innumerables mujeres, con el tiempo, han perdido el respeto por sus maridos. Si te encuentras entre ellas, el amor y la atracción que antes sentías se han marchitado. Si eso te ha ocurrido, tu matrimonio pende de un precipicio inestable, pero Dios siempre bendice la obediencia, de modo que, si sigues adelante con un matrimonio del que te has decepcionado a fin de agradar a Dios, tarde o temprano Él te bendecirá en tu matrimonio. El apóstol Pablo escribió: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gá. 6:9 RVR1960).

Si tu descontento se debe a algo más importante que el atuendo, lo mejor que puedes hacer es mantener una comunicación abierta con tu marido. De hecho, es una necesidad. En lugar de criticarlo, pide a Dios que te allane el camino para abordar el problema. Ora también por la receptividad de tu marido. Aun así, incluso si se trata de un asunto que tiene que ver con la relación de tu marido con Dios, como fue el caso de Mical, pide a Dios que cambie primero tu corazón. De hecho, es una buena manera de empezar a orar sobre cualquier asunto que te cause vergüenza en tu matrimonio. Toma en serio las palabras del apóstol Pablo: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” (Col. 3:18 RVR1960). Si estás abierta a un cambio en tu corazón, te sorprenderás de lo que Dios hará en tu matrimonio.

Señor, reconozco que muchas veces he actuado como Mical, dejándome llevar por las apariencias, el miedo o decisiones impulsivas. Hoy te pido que transformes mi corazón, que me ayudes a obedecerte aun en medio de las decepciones, y que renueves en mí el compromiso de honrarte en mi matrimonio. Confío en que, si no desmayo, a su tiempo veré tu bendición. Amén.

Acerca de este Plan

De mujer a mujer

Descubre cómo Dios ha obrado en y por medio de mujeres ricas y pobres, amadas y no amadas, de buena y de mala reputación. No todas fueron victoriosas espiritualmente, pero incluso sus fracasos nos dejan enseñanzas que podemos aplicar a nuestra vida hoy.

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Nos gustaría agradecer a Editorial Portavoz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.portavoz.com/de-mujer-a-mujer