Gracias, Papá

Este es el último día del devocional, y no puedo terminar sin decir que estaba pasando por un momento difícil en mi vida. Un tiempo en el que me dejé llenar de oscuridad, tristeza, preocupación, temor y amargura.

Como Noemí, fui a un lugar lleno de distracciones y malas decisiones. Y déjame decirte algo: puedes llegar a ese lugarsin salir de tu casa, o incluso sin salir de tu iglesia.

Es un lugar al que se llega casi sin notarlo, paso a paso, siguiendo las distracciones que el mundo ofrece. De pronto, te sientes agotado de todo. Te enojas con facilidad, te invade una tristeza profunda y una culpa constante. El acusador comienza a susurrarte que no eres digno /a de orar, que no puedes acercarte a Dios porque le has fallado…otra vez, con lo mismo.

Te hace creer que no hay salida, que todo está en tu contra. Te cansas de todo y de todos. Lloras en los rincones donde nadie te ve. Incluso tu cuerpo lo resiente… y simplemente, te sientes mal.

Pero Dios siempre está contigo. Él ha prometido que no te dejará ni te desamparará. Él está obrando, aunque no lo veas, siempre para tu bien, acércate, búscalo en oración. Él te escucha, te ayuda, te sostiene y te fortalece. Y de todo esto sacarás una enseñanza… y también una gran bendición, para ti y para otros.

Recuerda: en Cristo eres más que vencedor. Regresa al lugar donde Él es lo primero y lo más importante en tu vida. Él no te condena. Te ha perdonado. Te ha redimido y ya ha preparado lo mejor para ti. No estás solo/a. La mesa está servida.

Su bondad y Su misericordia te seguirán cada día. No descuides tu tiempo a Su lado.

Disfruta de Su compañía, alábale, y gózate en todo lo que Él tiene para ti.

Gracias, Papá, por guiarme a abrir mi corazón.

Pensando en...

A veces no veo la solución ni escucho la respuesta a mi oración… pero debo creer, porque la fe es certeza, es seguridad de que llegará. La fe es avanzar, aunque no vea el camino, aunque no haya senda clara o se presenten muchos obstáculos. Todo es una oportunidad.

Todo me forma, me hace crecer, me hace madurar. La fe es confiar con la seguridad de que Dios me ayudará, de que lo que prometió… lo cumplirá.

La fe es no mirar… es creer, es confiar, es esperar en Dios, adorarle, alabarle, bendecir Su nombre… Porque Él lo hará.

Porque en mi vida… Él ya está obrando.

Oración.

Gracias, Papá.

Hoy he sanado al abrir mi corazón. Gracias por guiarme a través de este devocional, por darme las palabras que estaban atoradas, por sacarme de ese lugar donde Tú no eras lo más importante, ni lo primero, ni lo más amado.

Hoy dejo todo en tus manos, confiando en que Tú sabes todas las cosas, que Tú eres Todopoderoso y que todo obrará para bien.

En el nombre de Jesús, amén.

Querido lector:

Gracias por tomarte el tiempo para completar este devocional. Oro por ti con todo mi corazón, y deseo sinceramente que haya sido una bendición para tu vida.

Gracias por abrir tu corazón y dejar que estas palabras te acompañen. Si este devocional tocó tu vida de alguna manera, me encantaría saberlo. Escríbeme y cuéntame tu experiencia.

No dudes en compartirlo con tus amigos, tu familia y en tus redes sociales. ¡Juntos podemos extender el mensaje y bendecir a muchos más!

Dios te bendiga.

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