Firmes en La Prueba: El Camino Hacia La VidaMuestra

Bienaventurado el que persevera

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12 RVR1960).

Perseverar en medio de la prueba es confiar en que hay una corona más allá del dolor.

Santiago inicia con una declaración contracultural: bienaventurado es quien soporta la tentación. En griego, “tentación” también implica “prueba”. Aquí no se trata solo de resistir el pecado, sino de mantenerse firme bajo la presión de la adversidad. Dios no promete librarnos de las pruebas, pero sí caminar con nosotros en ellas y, al final, recompensarnos con la “corona de justicia”, imagen que evoca al atleta vencedor (2 Timoteo 4:8).

Esta promesa no es para todos, sino “para los que le aman”, es decir, para aquellos cuya fidelidad se expresa en obediencia activa, no solo en emoción. Perseverar es evidencia de amor genuino a Dios, y no de mera religiosidad. El sufrimiento en sí no nos santifica; lo hace nuestra actitud de confianza y entrega a Dios mientras lo atravesamos (Romanos 5:3-5).

Cuando entendemos que las pruebas son escenarios de crecimiento y fidelidad, podemos comenzar a verlas no como castigos, sino como oportunidades para madurar y glorificar a Dios.

¿Estoy enfrentando la prueba como una carga a evitar o como una oportunidad para amar a Dios más profundamente?