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Gracia, Favor Y MisericordiaMuestra

Gracia, Favor Y Misericordia

DÍA 4 DE 7

Gracia

Con el pasar de los años, cada vez cobra más fuerza la idea de que debemos hacer algo para que Dios nos ame o nos perdone. Inconscientemente, vivimos llenándonos de tareas —ya sea en Su obra o en nuestro entorno— y creemos que, por el simple hecho de esforzarnos mucho, nos corresponde lo mejor de parte de Dios.

Esta es una gran equivocación. La gracia es un don inmerecido; es recibir precisamente aquello que no merecemos. A lo largo de la Biblia encontramos ejemplos que lo ilustran claramente. Consideremos la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32) y el caso del ladrón en la cruz (Lucas 23:39-43).

El hijo pródigo había exigido y derrochado su herencia. Sin embargo, al regresar a casa, en lugar de reproches, recibió una celebración, fue vestido con ropas finas y restaurado en dignidad. Por otro lado, el ladrón en la cruz había vivido en rebeldía contra Dios, y en los últimos momentos de su vida, sin haber realizado obra alguna, recibió el perdón y la promesa de entrar en el Reino de los cielos.

No hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame más. No podemos ganar Su favor con nuestras acciones ni con nuestras palabras. Él nos otorga Su gracia por Su propia voluntad, porque se deleita en bendecirnos y en darnos lo mejor.

La salvación es un regalo que no podemos conquistar. Es solo posible gracias a la sangre preciosa que Jesús derramó en la cruz (Efesios 2:8-9; Tito 3:4-7). Por lo tanto, solo debemos recibirla, descansar en ella y compartirla con quienes nos rodean. Lo que hemos recibido por gracia, sin merecerlo, merece que vivamos con corazones agradecidos y con vidas que reflejen el deseo de agradar a Aquel cuya gracia es más grande que cualquier pecado que nos pueda asediar (Romanos 5:20).

Cada segundo que vives, todo lo que tienes y todo lo que has logrado es fruto de la gracia inmerecida de Dios a tu favor (1 Corintios 15:10). Yo misma he experimentado esta verdad: de otro modo, no habría llegado a donde estoy, ni habría visto frutos en mis esfuerzos, porque todo es por Él y para Él (Romanos 11:36).

Reflexiona:

  1. ¿He caído en la trampa de creer que mis obras determinan el amor o el favor de Dios hacia mí?
  2. ¿Estoy viviendo desde un corazón agradecido por la gracia, o desde el agotamiento de tratar de “ganarme” el amor de Dios?
  3. ¿De qué manera puedo extender la gracia que he recibido hacia los demás en mi vida cotidiana?

Acerca de este Plan

Gracia, Favor Y Misericordia

Todos los días Dios hace multitud de milagros a nuestro alrededor, no necesariamente tenemos que verlos, pero es necesario que sepas que, aun en esos momentos en los que no puedes percibirlo, la gracia, el favor y la misericordia de Dios van contigo y hacen por ti lo inimaginable. Este devocional te ayudará a ver más allá de lo común, las grandezas de Dios a tu alrededor todos los días.

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Nos gustaría agradecer a Enkayros por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.enkayros.com